¿Quién diría que un coche eléctrico podría causar tanto revuelo en el cosmos? En 2018, Elon Musk decidió hacer historia de una manera muy peculiar: lanzando su propio Tesla Roadster al espacio a bordo del cohete Falcon Heavy. Esta hazaña no solo demostró la potencia de su cohete, sino que también generó una situación bastante cómica para los astrónomos de todo el mundo.
Un asteroide... ¡o no!
Imaginen la escena: un grupo de astrónomos, con sus telescopios apuntados al cielo, detectan un objeto desconocido acercándose a la Tierra. Las alarmas se encienden, los cálculos se realizan a toda velocidad y... ¡sorpresa! Resulta que este misterioso objeto no era un asteroide peligroso, sino el mismísimo Tesla Roadster de Elon Musk, dando vueltas alrededor del Sol.
¿Cómo fue posible esta confusión?
La órbita del Tesla era tan impredecible que, al principio, los astrónomos lo confundieron con un asteroide. La velocidad, la trayectoria y el brillo del vehículo lo hacían parecer un objeto espacial natural. Sin embargo, tras realizar observaciones más detalladas y cruzar datos, se dieron cuenta de que se trataba de un objeto artificial.
Un guiño a la ciencia ficción
Elon Musk siempre ha sido un gran fanático de la ciencia ficción, y este lanzamiento no fue la excepción. Al enviar su Tesla al espacio con un maniquí llamado "Starman" al volante, Musk hizo un guiño a las películas de ciencia ficción donde los coches espaciales son una realidad. Además, el Roadster llevaba a bordo un disco duro con una copia de la Fundación de Isaac Asimov, una de las sagas de ciencia ficción más importantes de la historia.
Un experimento con consecuencias inesperadas
Aunque el lanzamiento del Tesla fue un éxito rotundo desde el punto de vista técnico, también generó un debate sobre la cantidad de basura espacial que orbitamos. Algunos expertos advirtieron que este tipo de acciones podrían aumentar el riesgo de colisiones en el espacio.
El Tesla de Elon Musk nos demostró que incluso un coche eléctrico puede convertirse en un protagonista de la ciencia. Este curioso incidente nos recuerda que el espacio sigue siendo un lugar lleno de sorpresas y que la frontera entre la ciencia ficción y la realidad cada vez es más difusa.
