El Director Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa, Hans Kluge, ha emitido un mensaje claro y contundente: el mpox, aunque preocupante, no se debe comparar con la pandemia de COVID-19. En declaraciones recientes, Kluge ha enfatizado que, si bien el mpox ha demostrado su capacidad de propagación a nivel mundial, contamos con las herramientas y el conocimiento necesarios para controlarlo y eliminarlo.
¿Por qué no es el "nuevo COVID"?
Kluge ha destacado varias razones por las cuales el mpox no representa la misma amenaza que el COVID-19:
- Transmisión: El mpox se transmite principalmente a través de un contacto estrecho y prolongado con lesiones cutáneas infectadas, lo que limita su capacidad de propagación en comparación con el COVID-19, que se transmite por vía aérea.
- Conocimiento: Gracias a la experiencia adquirida durante la pandemia de COVID-19, los sistemas de salud están mejor preparados para detectar, rastrear y contener brotes de enfermedades infecciosas.
- Vacunas y tratamientos: Existen vacunas y tratamientos disponibles para el mpox, lo que brinda a los profesionales de la salud herramientas adicionales para combatir la enfermedad.
A pesar de que el mpox no es tan contagioso ni letal como el COVID-19, Kluge ha hecho un llamado a la comunidad internacional para que se tomen medidas enérgicas para controlarlo y eliminarlo. Entre las acciones clave se encuentran:
- Vigilancia: Es fundamental mantener una vigilancia estrecha de la enfermedad para detectar cualquier brote de manera temprana y responder de forma rápida y eficaz.
- Vacunación: La vacunación es una herramienta esencial para prevenir la propagación del mpox, especialmente en grupos de riesgo.
- Educación: Es necesario informar a la población sobre los síntomas, las formas de transmisión y las medidas preventivas para evitar la propagación de la enfermedad.
- Cooperación internacional: La colaboración entre países es fundamental para compartir información, recursos y mejores prácticas en la lucha contra el mpox.
El mensaje de Kluge es claro: el mpox no es una sentencia de muerte, y podemos aprender de los errores del pasado para construir un futuro más seguro. Al trabajar juntos y siguiendo las recomendaciones de los expertos, podemos controlar esta enfermedad y evitar que se convierta en una nueva pandemia.
El mpox representa un desafío para la salud pública, pero no es una amenaza existencial. Con la combinación de vigilancia, vacunación, educación y cooperación internacional, podemos superar este obstáculo y proteger a nuestras comunidades.