La Ciudad de México, una de las metrópolis más vibrantes y diversas del mundo, alberga una gran variedad de expresiones culturales, entre ellas, la industria cinematográfica. Sin embargo, un análisis de la distribución de salas de cine en la capital mexicana revela una desigualdad preocupante: tres alcaldías concentran más del 50% de la oferta cinematográfica, mientras que otras carecen por completo de complejos cinematográficos.
Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez, las alcaldías céntricas y con mayor poder adquisitivo, son las que ostentan la mayor cantidad de cines. En conjunto, suman 45 complejos, lo que representa casi el 60% del total en la ciudad. Entre las opciones más populares en estas zonas se encuentran el Cine Diana, el Cinemark Reforma y el Cine Tlalpan, espacios que albergan estrenos de gran presupuesto, eventos especiales y festivales de cine.
En contraste, alcaldías periféricas como Milpa Alta, Tláhuac e Iztapalapa cuentan con una oferta cinematográfica escasa o nula. En Milpa Alta, la más alejada del centro, no existe ningún complejo de cine, lo que obliga a sus habitantes a desplazarse largas distancias para disfrutar de la experiencia cinematográfica. En Tláhuac e Iztapalapa, la oferta se limita a uno o dos complejos, con opciones de películas más limitadas y en condiciones menos favorables.
Las causas de esta desigualdad son diversas y complejas. Entre los factores que la determinan se encuentran:
- El poder adquisitivo: Las zonas con mayor concentración de cines suelen tener un poder adquisitivo más alto, lo que las convierte en mercados más atractivos para las empresas cinematográficas.
- La infraestructura: La disponibilidad de espacios adecuados y la accesibilidad a servicios como transporte público y electricidad son aspectos clave para la instalación de complejos cinematográficos.
- La seguridad: La percepción de seguridad en ciertas zonas puede influir en la decisión de las empresas de invertir en la construcción de cines.
- Los gustos del público: Las empresas cinematográficas suelen analizar las preferencias del público en diferentes zonas para determinar la oferta de películas en cada complejo.
Las consecuencias de esta desigualdad son múltiples. Los habitantes de las alcaldías con menor oferta cinematográfica se ven privados de una importante forma de expresión cultural y entretenimiento. Además, esto puede exacerbar las brechas sociales y limitar las oportunidades de acceso a la cultura para las poblaciones más vulnerables.
Es necesario tomar medidas para abordar esta problemática. Las autoridades locales y federales, en conjunto con la iniciativa privada, deberían trabajar para fomentar la creación de cines en zonas con menor oferta, especialmente en las alcaldías periféricas. Esto implicaría invertir en infraestructura, mejorar la seguridad y crear incentivos para las empresas cinematográficas.
La democratización del acceso a la cultura es un derecho fundamental. Garantizar que todas las personas, independientemente de su ubicación socioeconómica o de la zona en la que habitan, tengan la posibilidad de disfrutar de una experiencia cinematográfica de calidad es un objetivo que debe perseguirse con determinación.
Solo así se podrá construir una Ciudad de México más justa, incluyente y culturalmente vibrante.