Qué velocidad, qué vértigo. Cuánto hay que correr para permanecer sólo un par de segundos ante los toros de Fuente Ymbro.
Y es que lo veíamos venir, la estadística se repite machaconamente una y otra vez: los de Fuente Ymbro son de los más rápidos y nobles de todos los hierros que participan en los sanfermines, son coches de Fórmula 1 que deslizan perfectamente por su carril y se llevan por delante lo que se ponga en su camino.
Así ha sido este cuarto encierro de San Fermín: poco más de dos minutos reales entre la salida de corrales y la llegada a la plaza, sin momentos dramáticos pero con grandes e intensas carreras.
En el inicio, en Santo Domingo, hoy alguno de los toros ha asomado las cabezas y ha dado una opción a los mozos para tratar de ponerse ante las astas. Eso sí, no había quien aguantara ese ritmo. Algún derrote a los lados, pero sin más complicaciones.
Dos cabestros abrían el grupo por delante de tres toros, con el resto de la manada por detrás. Se han empezado a ver grandes carreras ya en el Ayuntamiento, en Mercaderes... La intensidad era máxima, aunque sólo un avance de lo que vendría después.
Y es que, a ojos de profanos, la de hoy podría parecer una carrera sosa, poco vistosa, incluso aburrida. Nada más lejos de la realidad. Desde el comienzo de la Estafeta los de Fuente Ymbro han comenzado a tomar el mando del grupo y se han comido a varios corredores experimentados, que no podían engancharse al ritmo de los toros o incluso se veían atropellados por las astas, sin llegar a ser corneados.
Una de las estrellas de la mañana ha sido un mozo con camiseta roja que ha encontrado un hueco donde nadie lo veía, como Lamine Yamal vio las telarañas de la escuadra francesa cuando los demás no veíamos ni al portero. Y se ha ido apoyando en un cabestro, emparedándose entre lomos y astas de espanto, sosteniendo el ritmo altísimo de la carrera. Y así durante metros y más metros. Todo un carrerón al alcance de muy pocos.
El paso por el último tramo del encierro ha templado el galope levemente. Parece que los mozos han aprendido después de tres días y apenas había montones en el lado derecho, con lo que se han evitado los atropellos y el peligro de encierros precedentes.
Y en la plaza, sin vueltas al ruedo ni paradiñas: los de Fuente Ymbro han buscado sin demora la sombra de los corrales de la plaza de toros. El balance de heridos recoge tres traslados al Hospital Universitario de Navarra, ninguno por asta de toro.