En la tarde de este miércoles, mientras España leía con asombro la carta abierta de Pedro Sánchez en la que el presidente anunciaba que suspendía su agenda para reflexionar sobre si seguía o no como presidente del Gobierno, un grupo de 'pedristas' acudían al Palacio de la Moncloa para organizar una improvisada reunión con el líder socialista. Acudieron sólo los más fieles: Félix Bolaños, Santos Cerdán, Óscar Puente, Óscar López... y María Jesús Montero. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda fue una de las personas que insufló de ánimo a Sánchez y le pidió que siguiera pese a la frustración del presidente al conocer que un juez de Madrid había abierta diligencias contra su esposa, Begoña Gómez, por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción tras una denuncia presentada por Manos Limpias.
Según contaba a última hora del día El HuffPost, todos los presentes le imploraron que resistiera y que tirara "pa'lante". Incluso, habrían barajado la opción de acudir a una moción de confianza para explorar otra solución que no fuera únicamente dimitir o quedarse. Sin embargo, las mismas fuentes advertían de que se trataba "de una decisión personal" del presidente y que está "muy tocado".
María Jesús Montero, junto a Pedro Sánchez en el Congreso |
Este jueves, tras el encuentro improvisado en Moncloa, María Jesús Montero también le trasladaba públicamente su mensaje de apoyo. "Estamos orgullosos y orgullosas de él, lo necesitamos para que España siga avanzando. Ánimo, presidente", señalaba en una breve intervención en la Cadena SER.
El nombre de la vicepresidenta primera del Gobierno ha cogido fuerza en las últimas horas por las consecuencias que puede tener la decisión de Pedro Sánchez de abandonar el Ejecutivo. La Constitución establece en su artículo 101 que, en caso de dimisión o fallecimiento del presidente, todo el Gobierno cesa, pero se mantiene en funciones hasta la toma de posesión de un nuevo presidente. En este caso, lo más probable es que fuera María Jesús Montero quien asumiera ese liderazgo provisional en virtud de su cargo como vicepresidenta primera del Gobierno.
Cabe destacar que Adolfo Suárez anunció el 29 de enero de 1981 su dimisión pero no fue efectiva hasta la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, casi un mes después, ya que no se publicó oficialmente. Es, en todo caso, es el único precedente en democracia de un presidente del Gobierno que abandona el cargo por voluntad propia.
En el caso de que Sánchez dimita (recordemos que no puede convocar elecciones hasta el 29 de mayo dado que tiene que pasar un año desde la última disolución de las Cortes), el PSOE podría proponer un candidato para esa nueva investidura. María Jesús Montero podría ser esa persona, como segunda máxima autoridad del Ejecutivo y también la de mayor cargo en el partido.
Si se diera esta cadena de acontecimientos, recibiera el encargo del rey para acudir a esa investidura y obtuviera la confianza del Congreso, se convertiría en la primera presidenta del gobierno de la historia de España.
Montero, licenciada en Medicina y Cirugía, entró en política de la mano de Manuel Chaves como consejera de Salud en 2004. Asimismo, fue diputada regional por Sevilla en el Parlamento de Andalucía entre 2008 y 2018. En ese último año llega al Gobierno nacional de la mano de Pedro Sánchez ocupando el cargo de Ministra de Hacienda. Un puesto que nunca ha perdido pese a las numerosas crisis de Gobierno que ha protagonizado el presidente. De hecho, ha ido subiendo peldaños hasta convertirse en enero en vicepresidenta primera tras la salida de Nadia Calviño. Una muestra clara de la absoluta confianza que Sánchez tiene en ella.
También ejerció las tareas de portavoz entre 2020 y 2021, cargo en el que jugó un papel destacado en plena crisis sanitaria generada por la covid-19. Fue entonces cuando se consolidó como una de las caras visibles de un Ejecutivo obligado a tomar medidas urgentes y sobre la marcha para paliar las graves consecuencias de la pandemia.