Un bebé de tres meses, Daymon Balbuena, perdió la vida el pasado sábado tras ser atacado por un perro pitbull de la familia en su casa en Woodbridge, Nueva Jersey. La madre del pequeño también resultó gravemente herida en el incidente, mientras que el padre sufrió lesiones menores.
Los hechos ocurrieron cerca de las 6:15 de la mañana. Al llegar al lugar, la policía encontró al pequeño inconsciente y, pese a los esfuerzos de los servicios de emergencia, no pudieron salvar su vida. El perro, por su parte, fue sacrificado por un veterinario tras el ataque.
Las autoridades aún no han esclarecido las causas del ataque. Sin embargo, este hecho vuelve a poner sobre la mesa la importancia de la tenencia responsable de mascotas, especialmente de razas con un mayor potencial de agresividad.
En Estados Unidos, se estima que alrededor de 4.5 millones de personas son mordidas por perros cada año, y entre 30 y 50 mueren a causa de estas mordeduras. Los niños pequeños son especialmente vulnerables a este tipo de ataques, ya que son más propensos a ser derribados y mordidos en la cara o el cuello.
En los últimos meses, se han producido varios ataques fatales de perros en Estados Unidos. En junio, un niño de 11 meses murió en Michigan tras ser atacado por el perro de la familia, mientras que en octubre, un niño de 4 años fue asesinado por un perro en Detroit.
Estos trágicos eventos ponen de relieve la necesidad de tomar medidas para prevenir futuros ataques. Algunas de las medidas que se pueden tomar incluyen:
- Educación: Concienciar a la población sobre la importancia de la tenencia responsable de mascotas, incluyendo la socialización y el entrenamiento adecuado de los perros.
- Legislación: Implementar leyes que regulen la crianza, venta y posesión de razas potentially peligrosas, con el objetivo de evitar que lleguen a manos de personas irresponsables.
- Control de la natalidad: Fomentar la adopción responsable de perros y evitar la reproducción descontrolada, especialmente de razas con antecedentes de agresividad.
- Refugios y centros de rescate: Fortalecer los programas de apoyo a refugios y centros de rescate para que puedan brindar atención adecuada a los perros que han sido abandonados o maltratados.
La responsabilidad de prevenir este tipo de tragedias recae en la sociedad en su conjunto. Es necesario trabajar en conjunto para crear un entorno más seguro para todos, especialmente para los niños más pequeños.