Aproximadamente cada cuatro años ocurre un año bisiesto, por el cual se le agrega un día a los 365 días que se calcula que la Tierra da vuelta al Sol. Es así que en algunas ocasiones se incluye el 29 de febrero al calendario. Durante esas 24 horas pueden pasar muchas cosas, como es el caso de los nacimientos. La probabilidad de nacer en esta fecha es de 1 entre 1461, según la Sociedad Honoraria de los Nacidos en Día Bisiesto. Actualmente, hay cuatro millones de personas en el mundo que nacieron ese día.
En ese sentido, muchos se preguntan qué pasa legalmente en el caso de las personas que nacen durante este día extra que se da solo en los años bisiestos.
Qué pasa legalmente con quienes nacen el 29 de febrero
Cuando una persona argentina nace, sin importar su domicilio, es obligatorio que sus padres o tutores la inscriban en el Registro Civil. Se trata de un organismo estatal que tiene como obligación registrar los antecedentes de mayor importancia de los ciudadanos de nuestro país desde el nacimiento y a través de las distintas etapas de sus vidas. Así lo establece la ley 17.671, que se sancionó en 1968.
Cuando alguien nace un 29 de febrero, legalmente se debe inscribir a ese individuo con esa fecha de nacimiento. Esta se podrá visualizar en su partida de nacimiento y en otros documentos, como es el caso del Documento de Identidad Nacional (DNI).
De todos modos, se acostumbra que durante los años con 365 días estos festejen sus cumpleaños otro día. Ellos pueden celebrarlo en la fecha que les parezca conveniente: el 28 de febrero o el 1 de marzo. Pero, esta decisión no tiene relevancia a nivel legal en nuestro país.
Por qué hay años bisiestos
Esta particularidad ocurre porque en la mayoría del mundo se utiliza el calendario gregoriano. Esta forma de medir el tiempo se estableció en 1582 por el Papa Gregorio XIII por su eficacia, ya que permite que se alineen las fechas astronómicas con las cronológicas. De esta forma, se pueden mantener fijas las fechas en que ocurren los solsticios, equinoccios y demás fenómenos.
Sin embargo, el calendario gregoriano determina que la Tierra orbita alrededor del Sol en 365 días, pero este cálculo no es exacto. Por lo tanto, queda un sobrante de horas que puede desfasar este sistema de origen europeo. Sin la existencia de los años bisiestos, cada 12 años los calendarios se correría 3 días, lo que provocaría un cambio en la fecha del inicio de las estaciones. Es así que se decidió sumar un día más cada cuatro años aproximadamente para compensar la cuenta.
De todos modos, sigue habiendo un pequeño error en el cálculo por el cual se determinó que los años bisiestos no siempre ocurren cada cuatro años. La excepción a la regla son aquellos años que son divisibles por 100. Si estos también se pueden dividir por 400, se les agrega un día más. En caso contrario, no es bisiesto a pesar de ser múltiplo de 4. Por eso, el año 2096 va a ser bisiesto, pero el 2100, no.