La violencia en Estados Unidos es un problema que afecta a toda la sociedad, pero que tiene un impacto desproporcionado en la comunidad hispana. Según un estudio del Pew Research Center, los hispanos tienen más probabilidades de ser víctimas de delitos violentos que los blancos no hispanos. En 2022, los hispanos representaron el 22% de las víctimas de homicidios en Estados Unidos, a pesar de que solo representan el 18% de la población.
Esta violencia tiene un impacto negativo en la economía hispana. Las empresas y los emprendedores hispanos son reacios a invertir en comunidades donde la violencia es un problema. Esto limita las oportunidades económicas para los hispanos y contribuye a la pobreza y la desigualdad.
Un estudio de la Universidad de California en Berkeley encontró que la violencia reduce el crecimiento económico en las comunidades donde se concentra. El estudio encontró que una disminución del 10% en la violencia en una comunidad puede aumentar el crecimiento económico en un 0,5%.
La violencia también afecta negativamente la salud mental de los hispanos. Las personas que viven en comunidades violentas tienen más probabilidades de sufrir de ansiedad, depresión y estrés postraumático. Esto puede dificultar que las personas se concentren en el trabajo o la escuela, lo que puede afectar su productividad y oportunidades.