La gran escalada y rápida propagación de la Covid-19 causó un gran número de decesos a nivel mundial, pero también de supervivientes que a día de hoy siguen arrastrando síntomas. Según la OMS, hasta el 20% de los infectados ha sido —o es— víctima de long covid (covid persistente o covid prolongado), por lo que la comunidad científica ha centrado sus esfuerzos en entender los mecanismos de esta condición postinfecciosa. Si bien, el SARS-CoV-2 no es el único que está causando síntomas duraderos.
Así lo expone un reciente estudio publicado en la revista EClinicalMedicine —cabecera de The Lancet— y que, tras estudiar a más de 10.000 personas, da cuenta de que los síntomas de otras infecciones respiratorias agudas se pueden extender más de cuatro semanas.
"Nuestros hallazgos apuntan a la existencia de un resfriado prolongado, efectos duraderos sobre la salud de otras infecciones respiratorias, como resfriados, gripe o neumonía, y que actualmente pasan desapercibidos", explica Giulia Vivaldi, epidemióloga y autora primera del estudio, en un comunicado difundido por su universidad, la Queen Mary University de Londres.
"Con la Covid, este problema se ha hecho muy evidente, pero los que estamos interesados en infecciones ya teníamos el conocimiento de que esto podía suceder", aclara a EL ESPAÑOL Rosario Menéndez, neumóloga y directora del programa de investigación de infecciones respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). "La cuestión es que no se hablaba mucho", prosigue.
Ejemplos anteriores
Los estudios en supervivientes de dos brotes anteriores de coronavirus (la pandemia del síndrome respiratorio agudo severo y el brote del síndrome respiratorio de Oriente Medio) encontraron impactos a largo plazo en la función pulmonar. Mientras, algunas personas hospitalizadas con gripe A han experimentado problemas respiratorios al menos dos años después de haber sido dados de alta del hospital.
Ejemplos en la historia hay varios, pero como expone Vivaldi y ratifica Menéndez, hasta la irrupción de la Covid la población en general no era muy consciente de que muchas de las infecciones respiratorias agudas que contraemos y que están catalogadas como menos graves pueden cursar síntomas muy duraderos y menoscabar la calidad de vida de las personas.
"La falta de conciencia o, incluso, la falta de un término común, como 'resfriado prolongado' o 'gripe prolongada', impide tanto la notificación como el diagnóstico de estas afecciones. Las personas que informan de un resfriado prolongado pueden tener dificultades para obtener un dictamen médico, debido a la amplia gama de síntomas y la falta de pruebas de diagnóstico", prosigue la epidemióloga.
En mayo de 2022, una revisión titulada Unexplained post-acute infection syndromes (Síndromes posinfección aguda inexplicables, en castellano) y publicada en Nature ahondaba en la misma cuestión. La conclusión era similar a lo expuesto: este problema representa una carga sanitaria sustancial, pero no se han puesto los medios necesarios para comprender los mecanismos subyacentes. Sabemos que existen, pero son, a día de hoy, un misterio.
Una recuperación lenta
A falta de nuevas investigaciones que arrojen algo de luz, Menéndez desgrana que el tener o no un resfriado prolongado depende de dos factores principales: la gravedad del episodio que haya tenido la persona en cuestión y las enfermedades que tenga de base. "El hecho de tener cualquier afección de las vías respiratorias puede hacer que algunos de los síntomas perduren más tiempo", indica.
El compendio de síntomas remanente es igual de volátil, aunque la investigación ha conseguido hacer una diferenciación entre Covid y otras infecciones respiratorias aguadas. Al parecer, los primeros tenían más probabilidades de desarrollar en el futuro problemas con el gusto y el olfato, así como mareos o aturdimiento. Los segundos se centraban más en tos permanente y voz ronca. En lo que parecen coincidir es en la dificultad para respirar y la fatiga.
Respecto a la gravedad, el estudio sugiere que aquellos que derivan de una infección por SARS-CoV-2 parecen ser más severos, pero como Menéndez puntualiza, la muestra que utilizaron estaba conformada por una población todavía sin vacunar cuando contrajeron la enfermedad, lo que pudo haber agravado el evento posterior.
"Yo siempre digo que el cuerpo se estropea muy rápido, pero que la recuperación es muy pausada", matiza la doctora. Sobrevolando el mito de que ahora los resfriados duran más, deja claro que, en ocasiones, hasta algo tan sencillo como un catarro cuesta muchísimo de eliminar. Así, termina: "Todos queremos curarnos rápido, pero tenemos que ser conscientes de que la recuperación del organismo es más lenta de lo que parece".
elespanol.com