Sarah Jessica Parker confiesa: «And just like that… es una #serie sin mensaje

 Hace 25 años Sarah Jessica Parker (Nelsonville, Ohio, 1965) se convirtió en Carrie Bradshaw y desde entonces ha resultado imposible separar a la actriz y la escritora. Hay pocos casos de identificación entre persona y personaje tan marcados. Ni siquiera los diez años que pasaron entre la segunda película de Sexo en Nueva York y su regreso con And just like that… pudieron hacer pensar en la una sin la otra.

El estreno de la segunda temporada de esta serie proporciona a un grupo reducido de medios internacionales entre los que se encuentra Mujerhoy la oportunidad de tenerla enfrente para buscar las posibles diferencias. Spoiler: en los 40 minutos que dura el encuentro virtual es imposible identificarlas.

Perfectamente maquillada y peinada como Carrie, con un precioso collar prendido con un broche al vestido negro escotado –¿un guiño al luto por la muerte de Mr. Big en la primera temporada de And just like that…?–, Sarah Jessica Parker se esfuerza por saludar a cada periodista con alguna palabra en su respectivo idioma. También por dar respuestas muy meditadas a las cuestiones que se le preguntan, aunque casi siempre acabe con una duda: «¿Tiene sentido lo que acabo de decir? ¿Contesta en algo a lo que me preguntabas?».



De lo único que parece absolutamente segura es hablando del montón de libros que tiene apilados sobre un mueble a su espalda. «Es Coleman Hill, de de Kim Coleman Foote, el primer título que hemos publicado en SJP Lit», explica sobre su nueva editorial. Apasionada de la literatura, ha puesto su nombre al servicio de autoras jóvenes norteamericanas para ofrecer historias que le apasionan. «Estamos recibiendo muy buenas críticas», comparte ilusionada sobre este proyecto tan personal para ella.

Carrie Bradshaw, vestida para triunfar

Más allá de ser en sí misma un icono de moda, la ropa es parte esencial de la personalidad de Carrie Bradshaw. ¿Cómo reflejan en esta segunda temporada de And just like that… el momento que está viviendo? «Esa conversación siempre ha sido constante entre Pat[ricia Field], Molly [Rogers] y ahora también Danny [Santiago], las diseñadoras de vestuario de Sexo en Nueva York y And just like that… Trabajamos a partir de los guiones ya con las pruebas de vestuario, con dos o tres episodios a la vez, así que acaban siendo algo más de 40 looks por sesión. Tenemos muy presente la historia, de hecho, la historia es la que lo condiciona todo. Nos ponemos con un guión impreso y empezamos a buscar pistas en lo que Michael Patrick King y su equipo de guionistas han escrito. A veces hay alguna referencia, pero suelen dejarnos interpretarlo a nuestra manera para reflejar las distintas emociones. Siempre hay alguna sorpresa, porque aunque siempre confiamos en acertar, en alguna ocasión Michael nos ha dicho que no le convencía algo y hemos tenido que defender nuestro argumento frente a su estrado. [Risas] Nunca hemos elegido un vestidoarbitrariamente sólo porque nos gustase mucho, eso nos distraería de lo que queremos contar».

Carrie es un icono para tantas mujeres alrededor del mundo, pero el éxito de And just like that… ha demostrado que además de estar vigente, tiene cosas nuevas que ofrecer. ¿Qué responsabilidad supone para la actriz y productora ejecutiva? «Habían pasado diez años desde la última vez y volver era muy emocionante. Ahora ya nos hemos familiarizado de nuevo con los personajes y existen de una manera más natural. Necesitas recordar ciertas cosas cuando ha pasado tanto tiempo. Es un poco lo que me ha pasado con Sarah Sanderson en El retorno de las brujas. Había sido hace tantos años que tuve que volver a verla para recordar cómo hablaba mi personaje. En estos momentos, después de una primera temporada, estamos cada día más cerca de donde necesitábamos estar para reencontrarnos. Fue muy emocionante que la serie se viera tanto, que se entendiera que podíamos ofrecer historias que valían la pena, que provocase sentimientos tan fuertes en la audiencia. Aunque no fueran siempre buenos. Está bien, no pasa nada, así debe ser. Es sensacional tener un lugar y que HBO Max nos permita hacer una serie de estas dimensiones. Estamos en una posición de privilegio, o así es como lo siento yo.

Existe un pulso en And just like that… entre el relato de experiencias que ya nos eran familiares en Sexo en Nueva York y las que conducen a lugares nuevos, situaciones desconocidas. ¿Es esa la esencia de esta nueva temporada? «Voy a esforzarme por recordar exactamente esa descripción para usarla yo. [Risas] Un acontecimiento tan trascendental como la pérdida de un marido, algo tan inesperado y dramático, cambia radicalmente tu vida. Pero también posibilita el redescubrimiento de Carrie siendo soltera de nuevo en una ciudad que ama y creía entender. Igual que para el resto de personajes. Está lo familiar, y también la posibilidad de lo nuevo y lo desconocido».

El retorno de un viejo amor

Aunque el que más se ha comentado es el de Kim Cattrall, la actriz que interpreta a Samantha y con la que tanto Sarah Jessica Parker como sus compañeras mantienen una relación difícil, hay regresos, como el de John Corbett, Aidan, uno de los grandes amores de Carrie, que han despertado una gran expectación entre los seguidores de la serie. ¿Cómo puede afectar esa vuelta a la relación que Carrie estaba iniciando con Gary? «Al principio de cada temporada, antes de empezar a escribir los guiones, Michael Patrick King me avanza un resumen del arco de la historia que quiere contar, en especial de mi personaje. Cuando iba a arrancar la segunda temporada de And just like that… compartió conmigo la idea de que volviera Aidan, de lo que podía suponer y por qué le interesaba. A mí me pareció muy interesante. Además, sinceramente, me encantó la posibilidad de estar en el set de nuevo a John Corbett, con quien me encanta trabajar. Soy consciente de que hay seguidores que tienen mucho cariño al personaje de Aidan; también de que hay otros que tienen objeciones a esta relación, cómo terminó y lo que podría haber sido de haber tomado otras decisiones».

Entonces, ¿el luto por la muerte de su marido ya ha terminado para Carrie? ¿Está lista para enamorarse de nuevo? «El duelo sale por la puerta en esta temporada. Es una historia más boyante, Carrie ya ha pasado por ese trance del luto, le ha dedicado el suficiente tiempo y se ha librado de ese dolor tan intenso. Nueva York vuelve a ser para ella un lugar de promesas y esperanza, romántica y profesionalmente. Ahí es donde entra en juego Aidan, aunque ni él ni Carrie son las mismas personas que conocieron. Y con eso no quiero decir que las cosas vayan a evolucionar o no entre los dos».

Tras la inesperada muerte de su marido, Carrie recuperó una de las señas de identidad del personaje que conocimos en Sexo en Nueva York: la soltería. ¿En qué se diferencia esa situación a los 58 años respecto a los treintaytantos? «No lo puedo saber porque yo no lo estoy», se sincera la actriz, que lleva casada con Matthew Broderick desde 1997 y junto al que tiene tres hijos. «La experiencia de Carrie es única para ella, yo sólo la interpreto. No tengo respuesta para esa pregunta. Su experiencia puede ser radicalmente distinta a la de otra persona en su situación. Yo diría que Carrie siempre ha sentido curiosidad por cómo se vive la soltería particularmente en esta ciudad, y que ha disfrutado reflexionando y escribiendo sobre sexo, política e intimidad, y en especial sobre lo que resulta aceptable o no para las mujeres. No creo que eso haya cambiado en absoluto. Tampoco que tenga tanto que ver con la edad demasiado de las mujeres. ¿Qué buscan? ¿Qué desean? ¿Qué creen que realmente quieren? ¿Qué sienten cuando lo consiguen? Esas deben ser las respuestas con las que imagino que está intentando dar Carrie. No puede haber solo una porque hay millones y millones y millones de solteras diferentes que han pasado los 50, y cada una tiene una historia diferente y propia. No hay más que ver a todas las mujeres que aparecen en la serie. Si conoces la historia de una de ellas, es tan solo la de una de ellas, no la de todas».

Siendo la historia de Carrie Bradshaw simplemente la suya, ¿ha llegado a entender por qué tanta gente alrededor del mundo y pasados ya más de 25 años ha conectado con ella de este modo? «Cuando quedé con Darren [Star, productor de la serie] por primera vez para comer el proyecto ya me interesó. Dije que sí desde el principio, aunque no entendía del todo que mi contrato durase siete años. ¿Tanto tiempo? Me ponía un poco nerviosa. Pero leí el guión del episodio piloto y vi que era algo especial. De hecho, mi novio entonces y ahora marido, así como mi hermano mayor, también lo leyeron y no dudaron: «Tienes que hacer este personaje». Como actriz, lo único que quieres es trabajar, crear un personaje y que llegue a un público, grande o pequeño. Nosotros hemos sido muy afortunados de tener un público fiel durante tantos años. El motivo es muy difícil para mí de explicarlo, no sería capaz de hacerlo. Sólo puedo decir que HBO entonces, y HBO Max ahora, nos permitieron entablar unas conversaciones que en la televisión comercial no habían sido posibles. Y no me refiero únicamente al lenguaje, sino al nivel de intimidad, picardía y hartazgo que mostraban estas cuatro mujeres. No se había visto algo así, aunque eran conversaciones que las mujeres mantenían y siguen manteniendo entre ellas. Así que sí, supongo que la clave es que las mujeres querían verse a sí mismas y sus amigas reflejadas de la manera que lo hacemos nosotros».

Reabrir la historia de Carrie fue una gran noticia para los fans, pero también una especie de condena para la protagonista de And just like that…: privarle de su final feliz es la única manera de continuar su historia. «No lo veo así. De hecho, me resulta sorprendente que alguien crea que necesitamos que Carrie sufra para que el público disfrute. Sería horrible y manipulador por nuestra parte. Carrie ha tenido una vida plena y larga en pantalla, y eso supone decepciones, atajos, errores, éxitos, amores, pérdidas, malas decisiones… Los seres humanos tendemos a comportarnos así, simplemente a algunos se les da mejor afrontar los errores o las tristezas. Hemos visto a muchísimos hombres en series y películas cometer infinidad de equivocaciones, y de ellos dijimos que eran heroicos, viriles, románticos o triunfadores. Daba igual si eran mafiosos o tipos crueles, éramos capaces de conectar con ellos emocionalmente. Tenemos que dar a las mujeres las mismas libertades para que se enamoren, se equivoquen y cultiven sus amistades, y además ser honestas y sinceras. Cuando nos planteamos una nueva temporada no buscamos un antídoto para la infelicidad, ni la manera de devolverle la alegría. Lo que queremos es contar la vida de Carrie, en la que la búsqueda de la felicidad siempre ha sido su deseo desde el primer episodio. En el camino le suceden cosas duras, pero veo que eso es lo que le pasa a mis amigos y familiares».

Llegados a este punto, ¿qué puede seguir ofreciendo un personaje como Carrie, así como sus amigas? «Lo mejor sería que la gente se reconociera en sus emociones. No me interesa hablar de un mensaje, de lo que se debería interpretar o con lo que hay que quedarse. Eso sería muy dictatorial, ¿no? Como lectora no me gusta que me digan lo que debo pensar, prefiero descubrirlo por mi cuenta. Esta es una serie sin mensaje, sólo trata de gente sintiendo cosas que a menudo entran en conflicto. Sólo emociones, nada de mensaje».

 
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