#SERIES: | Despiadado el gran final de #Succession | (+VIDEO) | CAPITULO FINAL



 Unas semanas antes del estreno de la cuarta y última temporada de Successiontuvimos la oportunidad de platicar con algunos de los protagonistas de la serie (aquí les dejamos la entrevista). Charlamos con Sarah Snook (Shiv), Kieran Culkin (Roman) y Nicholas Braun (Greg).

Les preguntamos sobre la promesa que parece implícita en el título de Succession (cuyo significado es sucesión) desde el primer episodio de la primera temporada en 2018: ¿cuál de todos los hijos Roy se convertirá en el CEO de Waystar Royco?

Sin embargo, considerando el desarrollo de los personajes y la historia, Succession nunca se trató de un drama familiar que giraba alrededor del próximo sucesor del imperio construido por Logan Roy; sino de cuál de sus hijos era merecedor del amor de un padre que jamás permitió que se acercaran a él, pero tampoco entre ellos.

¿Por qué toda la cuarta temporada final de Succession fue una genialidad?

Es así como llegó la cuarta temporada, específicamente el tercer episodio titulado “La boda de Connor” donde sí, Connor Roy se casa con Willa, pero donde Logan Roy muere durante un viaje a Europa para encontrarse con Lukas Matsson, el empresario sueco interesado en comprar su compañía. 

Con la muerte de Logan Roy, Succession dio un giro de 180 grados pero que, de alguna manera, logró mantener la esencia que se asumía con la presencia del mayor protagonista. Logan se fue, y así ya no designaría a un sucesor de ATN (ya que vendería el resto de la compañía).

Descubrimos así que el título de Succession nunca fue literal. Que la dinámica tan repetitiva entre padre e hijos (traicionarse, ponerlos uno en contra del otro, humillarlos, pelear, reunirse) sólo fue una entrada para el verdadero conflicto que se daría entre los hermanos (Kendall, Roman y Shiv).

Los tres pelearon, unos más despiadados que otros, por sentarse en el trono. Hundir el trato con Matsson, y liderar el imperio con el que Kendall siempre soñó por órdenes de Logan, con el que Roman pensó podría unirse a su padre, y con el que Shiv se encaprichó para recibir su atención.

Todos interesados en un puesto más o menos desconocido a favor de recibir el reconocimiento de su padre. Pero con Logan muerto, todo se centró entre ellos y la pregunta del millón: ¿quién de los tres era el más parecido a su padre, al menos lo suficiente, como para ser el CEO?


¿Quién tiene el instinto asesino de su padre?

Y en realidad, nunca se trató de habilidades financieras o empresariales, porque ninguno de los tres las tiene, ni siquiera Logan las tenía (jamás lo presentaron como un diabólico genio al que todo le salía bien). Succession se centró en su temporada final en descubrir quién posee el instinto asesino que Logan requería en uno de ellos para comandar un conglomerado del tamaño de Waystar Royco.

Resulta que todos, de alguna manera, lo tienen. La jugada más salvaje de Kendall se dio en el final de la segunda temporada de Succession al romper su acuerdo y acusar a su padre de todos los conflictos internos de la empresa, tacharlo de cruel y abusador, y además, hacerlo en público. ¿Seguro que no tiene el instinto asesino?

Luego lo vimos probar el poder absoluto, engañar a sus hermanos sobre una tríada en la compañía, pero en realidad, buscar ser el único en el trono. Engaño tras engaño buscando el regalo prometido desde que tenía siete años.

Lo mismo hace Shiv al cierre de la tercera temporada de Succession cuando organiza a sus hermanos para quitarle la empresa a su propio padre (para luego ser traicionada por Tom y otorgarle la ventaja a Logan). ¿Estamos seguros que ella no lo tiene?

Shiv se plantea como la traidora de la familia cuando al quedar fuera de la dupla de CEO, se une a Matsson para que adquiera la compañía, siempre y cuando la convierta en la directora de la empresa. 

El caso de Roman siempre fue distinto, pero igual de brutal. Un tipo sumamente desagradable que a pesar de unirse a sus hermanos en un camino que le parecía correcto, no podía alejarse de su padre. Tras la muerte de Logan, igual probó un poco del poder y lo deseo al grado de acercarse directamente con el próximo presidente del país para recibir su apoyo en el futuro como CEO.

La cosa con Roman es que a diferencia de Shiv y Kendall, ese instinto asesino nunca apareció. Y no por falta de oportunidades, sino porque al final era el único que deseaba desesperadamente entrar en contacto con los demás. Primero con su padre, luego con sus hermanos. No le interesaba el poder, sino el contacto más íntimo y personal, y por ende, la existencia de un espacio para ser vulnerable.

Logan siempre lo supo…

Parecía, entonces, que la guerra se plantaría entre Shiv y Kendall. Ambos con un instinto asesino. ¿Podía ser cualquiera? La respuesta siempre fue un no. En el segundo episodio de la cuarta temporada, Logan se reúne con sus tres hijos y les dice: I love you. But you are not serious people“.

La diferencia entre Shiv/Kendall y su padre, es que los hijos de Logan Roy siempre actuaron desde un lado emocional. Una enorme desventaja desde su despiadado mundo. En ese mundo de poder y control, ser emocional es un grave error, y los “niños” lo cometieron una y otra vez.

Logan Roy podría tomar decisiones malévolas incluso en contra de sus propios hijos con un objetivo fijo en mente: obtener más poder, más control y más dinero. Sus hijos, en cambio, toman decisiones malévolas para ganar una ventaja emocional.

Toda la estrategia de Shiv y Kendall, se basó en sus propios miedos y deseos. Cuando a Shiv la dejaron fuera de la jugada y cuando Kendall pensó que podía convertirse en el padre de sus hermanos, esa figura poderosa y dura que los cuidaría y les daría todo desde la silla de CEO.

Succession, una serie sobre la imposibilidad de superar los traumas

En nuestra entrevista con los actores, también platicamos de cómo Succession nunca se trató de poder y control, mucho menos dinero. Tampoco sobre nuestra habilidad, como parte de la audiencia, de empatizar con personajes tan desagradables y grotescos (favoreciendo en redes unos más que a otros).

Succession siempre se trató de traumas, y cómo un grupo de personas que lo tienen todo, son incapaces de superar el dolor causado por heridas del pasado que se siguen haciendo más profundas con su presente sin tener esperanza hacia el futuro.

Succession sustentó su premisa en la imposibilidad de comprar a esas personas que “lo tienen todo” con más poder o control. Pueden jugar con algunas situaciones como la designación de un próximo presidente. Pero nada se compara con la posibilidad de conectar con la monstruosa figura de un padre que jamás los tomó en serio. Esa era la promesa que nunca se les hizo, y por eso fallaron hasta el final.

“Con los ojos abiertos”, el episodio final de Succession

Aguas porque por acá vienen algunos spoilers…

Ahora bien. El décimo episodio titulado “Con los ojos abiertos”, con una duración de casi hora y media, nos planteó una nueva premisa en Succession. Una más despiadada que el resto: la única manera de superar los traumas provocados por su padre, era alejándose de él (de manera definitiva) y uniéndose.

La montaña rusa de emociones del último episodio fue cruel y emocionante. Una batalla cantada que se cierra por alguna razón. Los hermanos Roy se vuelven a unir. Pero se comete el mismo “error” de siempre: sus emociones y miedos se anteponen antes que el frío objetivo.

Roman sigue la corriente mientras se desploma; Kendall se muestra, una vez más, egoísta con sus deseos; y Shiv… Shiv, aquella mujer que siempre se mantuvo fuera del radar de su padre y ahora de sus hermanos, es la única que puede dar la estocada final. Tiene más poder del que alguna vez tuvo Kendall, incluso cuando lo designaron como CEO.


Los trágico de Succession es que la única manera de superar algunos de los traumas que cargaban, era alejándose de su padre. Lo tenían que hacer de manera definitiva, y la muerte de Logan planteó la semilla de este escenario.

Pero como decíamos al inicio, el peor daño que provocó Logan fue la negación a sus hijos de acercarse unos a otros. Comparten pocos momentos especiales como en Italia, donde Kendall revela el crimen que cometió y donde se unen para derrocar a su padre.

El inicio de la cuarta temporada de Succession también los muestra unidos, con planes de crear una compañía propia. Y el episodio final nos presenta a los hermanos Roy como nunca los habíamos visto. Pero son incapaces de acercarse, de intimar, de cuidarse, de reconocerse.


Sin importar si alguno terminaba en el trono; si Lukas compraba la compañía y designaba a Shiv; si Lukas elegía a alguien más como CEO. Cualquier final sugerido, incluido el de Jesse Armstrong, sería una tragedia para la mayoría de los involucrados.

La maravilla del final de Succession es que al menos uno de ellos sonríe. Sonríe porque se libera y deja de cargar el peso del trauma que se le asignó y que se presenta con la sombra de un padre que a pesar de estar muerto, causa tanto conflicto entre ellos. Quizá sólo uno de ellos salió victorioso en la derrota.

GRETA PADILLA

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