Su usted está obsesionado con el dramón de Netflix titulado La gloria y cualquier dorama. Si usted espera con ansias la segunda temporada de El juego del calamar. Si usted no puede dejar de escuchar a NewJeans. Si usted cree que Park Seon-joon es el hombre más hermoso del mundo. Si usted sigue las rutinas de belleza de mujeres coreanas… no se sienta culpable.
Todas y todos estamos en las mismas con los contenidos exportados desde Corea del Sur. Desde hace ya varios años, el boom de producciones de Corea del Sur en el mundo, pero especialmente en Latinoamérica, es una realidad que hace mucho se dejó de plantear como una moda. ¿Pero cómo es que el país asiático ha logrado controlar el mercado internacional del entretenimiento?
La respuesta no es sencilla, pero el recorrido nos ha dado varias pistas que nos obligaron a repasar la historia de Corea del Sur, marcada por la invasión japonesa, la división de la península y la censura que viene de los constantes conflictos internos.
Sin embargo, es aquí donde surgió una necesidad de convertir sus historias, en parte de su desarrollo económico. Para Corea del Sur, el cine y la televisión es más que un negocio al estilo Hollywood, sino es la manera de permanecer en conversación tras tantos años en silencio.