Misterios en segundo plano sin resolver, asociados a una historia sin norte, conclusión o clímax aparente, hacen de “Ruido mental“, la película de Netflix, una propuesta perturbadora. Si bien el suspenso se construye sobre una base que genera incertidumbre y ansiedad, en torno a un aparente secreto, el filme belga se ampara en la exposición de situaciones sin sentido. Lo hace a partir de un protagonista que parece nadar perdido en un estanque de supuestos que lo empujan a vivir una transformación. Cambio mental que, por cierto, se activará con varios fenómenos asociados a su nueva vida como estrés, miedo, rabia o cansancio. Y que, además, están conectados con una posible condición heredada que él mismo desconoce.
Y es así como la película belga desempolva este trastorno mental del protagonista. Creando la atmósfera del suspenso, una mudanza llevará a Matt a regresar a su casa de la infancia.
Hoy, convertido en un influencer con alta popularidad, Matt se muestra como un tipo exitoso con una vida aparentemente normal, esposa e hijo. Incluso a pesar de estar enganchado a las redes sociales y ser monitoreado por su mujer.
Con el cambio geográfico, este hombre experimentará un trastorno que lo empujará hacia la locura. Aislamiento, inconformidad, presión, negativa a ocuparse de su hijo, falta de sueño, lo irán llevando a perderse en un misterio que su propia mente alimentará.
Cuento confuso
Tras enfrascarse en una investigación, sobre un supuesto accidente ocurrido en una fábrica de productos químicos que relaciona a su padre, con el avance de sus hallazgos Matt irá perdiendo el sentido. Al punto de no saber qué es realidad y qué ficción y poner en riesgo su vida y la de sus seres queridos.
Paranoide, con la idea de que todos están contra él, llegará al punto de casi matar a alguien. Este deterioro mental ocurrirá en silencio, dejando como migas de pan en el camino piezas de un rompecabezas que solo el espectador podrá resolver desde la reflexión. Advierto, no es un película que pone fácil las cosas. El recorrido da a entender que la madre de Matt sufría igual una enfermedad mental que se replica en su hijo años después y que se crece por la demencia que sufre su padre.
En hora y media, esta historia de Netflix da saltos sin conexión inmediata que no solo enredan el asunto sino lo vuelven lento. Si bien las actuaciones son excelentes, el proyecto no cuaja como es usual en estos filmes y se torna complicado de resolver.Algo que sí logra la película es generar incomodidad cerebral que podría no dejarlo dormir bien. No sé si es algo en la edición de sonido, el ritmo o exposición de imágenes pero perturba.
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