Un equipo internacional de biólogos moleculares ha secuenciado por primera vez el genoma del genial compositor alemán Ludwig van Beethoven a partir de cinco mechones de su cabello. Los análisis de ADN sugieren que el talentoso músico, que murió en 1827 a la edad de 56 años, no murió envenenado con plomo como se pensaba. Los científicos creen que una combinación letal de cirrosis hepática, hepatitis B y consumo de alcohol lo sentenció a muerte, comunicaron este miércoles.
Los investigadores comprobaron la autenticidad de los cabellos al determinar su coincidencia con la ascendencia familiar documentada del compositor. Combinando datos genéticos con historias de procedencia verificadas, los investigadores concluyeron que estos cinco mechones son “casi con certeza auténticos” y se corresponden con los últimos siete años de vida del genio.
Los científicos descubrieron una serie de factores genéticos que constituyen un riesgo significativo para padecer enfermedad hepática, lo cual es congruente con pruebas documentales sobre ataques de ictericia sufridos, un síntoma de daño en el hígado. También encontraron evidencias de una infección con el virus de la hepatitis B en los momentos cercanos a su muerte.
El análisis de los ‘libros de conversación’ de Beethoven, que utilizó durante la última década de su vida como recurso comunicativo debido a su avanzada sordera, reveló que su consumo de alcohol era muy regular. “Si bien la mayoría de sus contemporáneos afirman que su consumo fue moderado según los estándares vieneses de principios del siglo XIX, no hay un acuerdo total entre estas fuentes, y es probable que esto equivalga a cantidades de alcohol que hoy se sabe que son dañinas para el hígado”, comentó Tristan Begg, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
Una interacción de factores como posible causa de su muerte
“Si su consumo de alcohol fue lo suficientemente grande durante un período de tiempo largo, la interacción con sus factores de riesgo genéticos presenta una posible explicación para su cirrosis”, indica Begg. “Teniendo en cuenta el historial médico conocido, es muy probable que haya sido una combinación de estos tres factores, incluido su consumo de alcohol actuando a la vez, pero las investigaciones futuras tendrán que aclarar hasta qué punto estuvo involucrado cada factor”, agregó Begg. El estudio fue publicado este miércoles en Current Biology.
Descartado el envenenamiento por plomo
Los análisis previos de otro mechón conocido como ‘mechón de Hiller’ –dicho así porque se creía que un discípulo suyo llamado Ferdinand Hiller había cortado cabellos del compositor en su lecho de muerte– respaldaron la sugerencia de que Beethoven había sido envenenado con plomo. “Dado que ahora sabemos que el ‘mechón de Hiller’ es en realidad de una mujer y no de Beethoven, ninguno de los análisis anteriores basados únicamente en ese mechón se aplica a Beethoven. Los estudios futuros para detectar plomo, opiáceos y mercurio deben basarse en muestras autenticadas”, aseveró William Meredith, quien formó parte de este estudio.