ohn Wick 4 domina la taquilla mundial. Logra, cómo el año pasado lo hizo Top Gun: Maverick, que la gente vuelva al cine a ver grandes películas. Su éxito no es sólo económico, también tiene a su favor un público que disfruta de esta nueva aventura protagonizada por John Wick y una crítica que unánimemente la califica como una de las películas del año. En todos los niveles y en todas las formas posibles, se trata de un triunfo total para su director Chad Stahelski y su protagonista, Keanu Reeves.
La saga de John Wick empezó hace nueve años. La película inicial contaba como un asesino retirado, viudo, vivía su tristeza acompañado exclusivamente por su perro, el último regalo de su fallecida esposa. Pero cuando otros asesinos golpean a su puerta, lo obligan a abandonar su retiro para emprender una venganza contra aquellos que osaron no aceptar que él ya no trabajaba más. Ese era el comienzo de una de las más espectaculares películas de acción de los últimos años. Las dos siguientes películas encadenaban los eventos a tal nivel que el conflicto terminaba teniendo una escala global. La cuarta parte era un enigma en cuánto a calidad, pero la grata sorpresa es que no sólo puede considerarse la mejor de las cuatro películas, sino que también es uno de los grandes films de los últimos años.
John Wick 4 se inicia con una escena donde el protagonista, siempre Keanu Reeves, claro, cabalga en el desierto mientras le dispara a aquellos que persigue. Lleva su siempre impecable traje negro y en ese inicio volvemos a meternos en la saga. Son pocos los personajes de la historia del cine que se visten siempre igual sin importar la circunstancia. Este comienzo es muy claro, estamos en el mundo de John Wick. Es la primera de las muchas secuencias inolvidables que tiene este largometraje.
No hay nada que explicar acerca de la trama. El mundo de John Wick es diferente a todo. Todos son asesinos, trabajan para asesinos o están vinculados de alguna forma con los asesinos. No es el mundo real, la policía nunca aparece, no hay casi rastros de los demás y cuando en alguna secuencia hay más personas, estas no están en riesgo. Ese nivel de separación hace que los dilemas morales acerca de la violencia desaparezcan y entremos en un concepto más abstracto, una lucha del bien contra el mal, un camino de redención para quienes han caído y un derrotero del protagonista en busca de un desenlace para su batalla sin cuartel.
Otra cosa que define a las películas de John Wick es su estética. En cada una de las muchas locaciones utilizadas, se busca siempre no sólo armar grandes y entretenidas escenas de acción, sino que también tiene un marco visual inolvidable. En Japón, en Alemania o en Francia, los lugares que se eligen son estilizados al máximo y aprovechados como pocas veces se ha visto en ese aspecto. Hay momentos tan grandiosos que uno llega a preguntarse cómo podría el siguiente momento superar lo que hemos visto, pero lo supera, porque no hay dos escenas parecidas y algunas ya entraron en la historia.
Todos se dan cita en John Wick 4. Desde el western y el cine de artes marciales, hasta las películas de Martin Scorsese o Buster Keaton. Aunque hay pocos chistes, subyace un inteligente sentido del humor en muchos momentos. Se menciona al pasar la palabra wuxia, el género que aúna drama y acción en oriente y también se observa la influencia de la ultraviolencia del cine de Japón, Corea del sur y Hong Kong. Por último, pero no para cerrar las influencias, queda claro que el director tiene como referente a Sergio Leone, el gran director italiano de westerns. En el final también juega al Hollywood clásico y sus antihéroes en un calvario que los lleve a la salvación. No es necesario conocer la historia del cine para disfrutar de la película, basta con que los que la hicieron la sepan de memoria y la puedan aprovechar.
John Wick 4 tiene la astucia de no tener todo el tiempo a Keanu Reeves en pantalla, aún cuando sea el centro de todas las escenas. Posee también un excelente villano, uno de esos que se odian con ganas. Bill Skarsgård interpreta a Marquis, un personaje completamente despreciable. También, claro, Ian McShane interpretando a Winston quien es una pieza imprescindible a la que se le da gran peso en esta entrega y también Lance Reddick en el rol de Charon, en la que ahora sabemos era su papel final del cine. Otro personaje importante es Caine, un asesino ciego, viejo gran amigo de Wick que ahora se verá obligado a enfrentarlo, muy a su pesar. Quien lo interpreta es nada menos que la leyenda del cine de artes marciales Donnie Yen.
Todo lo dicho hasta acá no da cuenta del enorme espectáculo que es la película. Más personajes, más escenas, una banda de sonido utilizada con la misma precisión que todos los demás aspectos técnicos y artísticos. Unas coreografías que elevan al género de acción y convierten a John Wick 4 en una obra maestra. Tiene todo y ha gustado a todos, tal vez un milagro permite que se acuerden de esto en la temporada de premios. Si no es así, al menos los espectadores ya hemos recibido más de lo habitual. Una película para ir al cine ya.