El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este jueves que tiene una infección secundaria en el pulmón causada por el moho, detectada después de recuperarse del nuevo coronavirus, y afirmó que está siendo tratado con antibióticos.
"Acabo de realizarme un examen de sangre porque estaba con un poco de debilidad ayer (miércoles) y encontraron un poco de infección. Estoy tomando antibióticos porque después de 20 días dentro de casa uno tiene otros problemas y tuve moho, moho en el pulmón", comentó Bolsonaro en su transmisión semanal por Facebook.
El jefe de Estado no aportó más detalles sobre el origen y el alcance de la infección, pero fue categórico al afirmar que está "curado" de la COVID-19 y tiene "anticuerpos".
No obstante, va a revaluar su agenda del viernes, en la que tenía previsto desplazarse al estado de Río Grande do Sul, con temperatura extremadamente fría en esta época.
El mandatario, uno de los líderes mundiales más escépticos frente a la gravedad de la pandemia, que en el país ha dejado hasta este jueves más de 2,6 millones de casos confirmados y 91.000 muertes, volvió el lunes a sus actividades después de haber dado positivo para la COVID-19 el pasado 7 de julio.
Recuperación
El jefe de Estado insistió en el uso de la cloroquina para tratar a los pacientes con coronavirus y afirmó que ese antipalúdico, del cual no se tiene una comprobación científica sobre su eficacia frente a la COVID-19, permitió su rápida recuperación.
"El médico de la Presidencia me mandó cloroquina y al día siguiente estaba mejor. Lo mismo con Onyx (Lorenzoni, ministro de Ciudadanía). Si fue coincidencia, no sé", apuntó Bolsonaro, para quien "no existe otro remedio" en el tratamiento, a pesar de no tener "comprobación científica" sobre su eficacia.
"No hay comprobación científica de su eficacia, pero tampoco de su ineficacia. Busque a su médico, pero no descarte la cloroquina sin saber. Hay gente que la recomienda", insistió el gobernante, quien este jueves estuvo de visita en los estados de Piauí y Bahía, en la empobrecida región nordeste.
En su primera salida fuera de Brasilia desde que se reintegró a sus actividades esta semana, el mandatario fue recibido por centenas de seguidores en Piauí y sobre un caballo se puso un sombrero típico de la región y no usó mascarilla de protección, como es obligatorio en ese estado.
En su programa semanal de las redes sociales, el presidente no comentó sobre el contagio de su esposa, Michelle, y reafirmó la apuesta por la vacuna desarrollada por la universidad británica de Oxford, de la cual Brasil ya encomendó cien millones de dosis.
"Se habla mucho sobre la vacuna del COVID-19. Nosotros entramos en aquel consorcio de Oxford y, por lo que todo indica, la vacuna será un éxito y 100 millones de unidades llegarán para nosotros".
Además de la de Oxford, Brasil cuenta con otra vacuna en pruebas finales.
El laboratorio chino Sinovac, en asociación con el Instituto Butantan, referente inmunológico en Latinoamérica, está aplicando una a 9.000 voluntarios brasileños. EFE