Hace 50.000 años, en a finales del Pleistoceno, un meteorito de 50 metros de largo impactó contra la Tierra, provocando una potente sacudida sobre la superficie del planeta. Además de eso, el potente impacto provocó una huella imborrable en pleno desierto de Arizona: un cráter de más de mil metros de ancho y 200 de profundidad.
Y según un estudio del año 2015 publicado en la revista 'Nature Communications', en apenas diez billonésimas de segundo —una billonésima es —, las rocas que se situaban en el lugar del impacto sufrieron temperaturas superiores a los 3.000 grados centígrados, dando lugar a la 'stishovita', un raro material resultante cuando se aplica mucho calor sobre el sílice.
Fue el empresario estadounidense y geólogo aficionado Daniel Moreau Barringer —al que el cráter debe su nombre— el primero en plantear, en 1903, la posibilidad de que un meteorito había provocado el enorme agujero, contradiciendo a la comunidad científica de su tiempo, que se decantaba por le origen volcánico. De hecho, el terreno en el que se encuentra es una propiedad privadaperteneciente a sus descendientes, gestionada a través de la empresa Barringer Crater Company.
El agujero puede visitarse, en plano desierto, a través de una pasarela de unos diez metros que cuelga de uno de sus bordes. En sus alrededores, incluso, se han grabado varias escenas de películas como 'Starman' (1984).
El meteorito
La enorme piedra que provocó el cráter estaba compuesta por hierro y níquel y pesaba 300.000.000 kilos, es decir, 300.000 toneladas y viajaba, convertido en una bola ardiente, a una velocidad de 12 kilómetros por segundo (43.200 kilómetros por hora).
El meteorito explotó con la fuerza de 2 millones y medio de toneladas de TNT, unas 150 veces la fuerza de la bomba que destruyó Hiroshima
Tras el impacto, el meteorito explotó con la fuerza de 2 millones y medio de toneladas de TNT, o lo que es lo mismo: unas 150 veces la fuerza de la bomba atómica que destruyó Hiroshima, lo que provocó la muerte a todo animal —era la época de los mamuts— que se encontrara cerca. La mayor parte del pedrusco se derritió por la fuerza del impacto, aunque se llegaron a encontrar restos pétreos a unos 350 kilómetros a la redonda.