Definitivamente ver a una persona maltratando a un animal es indignante, sin embargo, la psicóloga Anna Converso precisa que esos actos que se pueden observar en videos y donde las personas emiten juicios de valor están impregnadas de muchas cosas. “Es importante que no solo emitamos juicios de valor, sino que también nos informemos como sociedad, y podamos ser parte de la prevención”.
Explica Converso que “la violencia, es un acto intencional que puede ser único o recurrente, y cíclico, dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a otros. La crueldad, es una respuesta emocional de indiferencia o la obtención de placer en el sufrimiento o dolor de otros. Ésta, ha sido considerada como un indicador psicológico importante”.
Enfatiza la experta que “la crueldad de los niños y jóvenes, que incluye a los animales, es un signo clínico relacionado a desórdenes antisociales y de conducta”.
Pero, ¿qué hay detrás del victimario? Algunas de las características que pueden presentar los niños y jóvenes que abusan de los animales son:
Sentirse indefensos y bajo el control de otros.
Usan a los animales como víctimas para demostrar su autoridad y poder.
Emplean a los animales como método de descarga por el enojo que sienten hacia otras figuras de autoridad que los maltratan.
Son discriminados de algún modo.
Reciben castigos severos.
Tienen baja autoestima.
Tienen bajo rendimiento escolar.
Se sienten aislados socialmente.
“Como reflexión, entendemos la necesidad que existe del esfuerzo integrado de padres, Profesores, Trabajadores Sociales, Psicólogos, Veterinarios, Asociaciones de protección animal, para prevenir el maltrato a los animales y su posterior transformación en violencia social, y de igual forma, brindar ayuda psicológica a quien comete acciones como éstas y también, a quienes se convierten en cómplices, cuando presencian el maltrato y no hacen nada para evitarlo”.