Leonardo Padron (@leonardopadron) vive el sueño mexicano



Con tequila y unos buenos tacos al pastor celebra Leonardo Padrón su entrada a Televisa por la puerta grande. La pausa terminó para el venezolano que escribió la telenovela Amar a muerte, en la que se pasea por temas tan profundos como la transmigración de almas.


 Ya no escribe sobre los barrios de Caracas; no refleja la historia de un “Cacique” o de una María Suspiro, su estilo cambió dada las exigencias de un mercado internacional.



Padrón se sumerge en la cueva de los leones; el lugar con mayor competencia para quienes se dedican a su oficio, el sitio donde todos quieren hacer carrera. La fábrica del melodrama puro, donde nacen las más aclamadas estrellas del género o los fracasos más frustrantes.



Afortunadamente pasó la prueba y disfruta que el proyecto sea el número uno en la parrilla programática de Univisión (Estados Unidos) en su horario, mientras que en México, noche a noche conquista a una audiencia que rinde tributo a la muerte a través de una fascinante historia de amor protagonizada por la actriz más cotizada del momento: Angelique Boyer.



Desde los estudios del canal mexicano, el escritor de inolvidables éxitos como Ciudad bendita o La mujer perfecta, revela a PANORAMA los desafíos que tuvo al momento de regresar al ojo del huracán.

—¿Al momento de emigrar consideró la posibilidad inmediata de escribir para otro mercado?


—Debo reconocer que yo tenía una situación profesional muy estable en Venezuela cuando la industria estaba aún en auge. Yo me sentía cómodo y privilegiado en Venevisión, y en esos tiempos no pensaba jamás en hacer el crossover para otros mercados internacionales. Escribía las historias que quería escribir y las que necesitaba escribir para tener una conexión absoluta con la problemática del país, entonces no veía cercana la posibilidad de escribir para otro mercado.



—Siendo México el Hollywood de las telenovelas, ¿no lo tenía como asignatura pendiente?


—Ya yo había tenido varias experiencias con el mercado mexicano. TV Azteca hizo una adaptación, hace muchos años, de mi telenovela El país de las mujeres, lo que pasa es que no me convenció del todo, pero fue como un primer acercamiento a esta industria. Por supuesto, uno siempre supone o se pasea por la idea de trabajar en otros escenarios. Televisa es paradigmática, ha marcado una huella muy importante en lo que ha sido el desarrollo del género en Latinoamérica y el mundo, Creo que ningún escritor va a desestimar trabajar para Televisa, todo lo contrario, halaga mucho ser convocado para ingresar a ese canal.



—Precisamente, ¿cómo llegó a Televisa?


—Fue a través de la gente de W Studios, que ya había hecho para Televisa algunas producciones como La Piloto. Televisa quería renovar su pantalla, poner en el horario estelar algo distinto. Sabemos que el género se está renovando obligadamente por todo lo que está pasando con los streamings, las series, con el auge de las producciones que tienen mucha calidad, temas  nuevos, atrevidos, irreverentes, transgresores. Me parece un gesto de sabiduría de parte de ellos renovarse. W Studios me propuso el proyecto en Estados Unidos y así surgió todo. Me pidieron una sinopsis, un mapa de ruta…



—¿Cuál fue el primer paso?


—Lo primero fue convencer a la protagonista. Angelique y yo tuvimos un almuerzo aquí en México mucho antes de que arrancara el proyecto. Yo le hablé del personaje, de todo el potencial que tenía, de la historia y bueno, ella quedó fascinada. Efectivamente creo que ese encuentro fue definitorio. Para mí es un orgullo escribirle a Angelique Boyer porque es actualmente la consentida del público mexicano. El televidente la adora, le gusta verla en pantalla. Creo que tiene un idilio maravilloso con la cámara. La cámara, apenas se asoma su rostro, se derrite por ella y eso se nota en el resultado final. Apartando eso que llamamos carisma, que es tan valioso en esta industria, Angelique también ha tenido sus propios desafíos porque aquí tuvo que cambiar su registro actoral, hacerlo más en código de serie y eso también la entusiasmó. Su trabajo es sensacional; ya muchos dicen que es su mejor personaje. 



—¿Y de dónde vino la idea de “Amar a muerte”?


—La idea me la propuso la propia Televisa junto con la empresa productora WStudios, querían que yo hiciera una historia de amor, pero que tuviera un tono muy fuerte alrededor de lo sobrenatural. Los temas esotéricos, los enigmas eternos del ser humano, si hay vida más allá de la muerte... Yo les dije que asumía el reto con mucho gusto, incorporé todo ese contenido en la estructura de un melodrama. Conectado con el embrión de una historia colombiana de Julio Jiménez llamada En cuerpo ajeno, de la que ya se han hecho  dos adaptaciones (El cuerpo del deseo y En otra piel, ambas para Telemundo). La idea era que yo hiciera una adaptación más libre y así fue, yo le metí una cantidad de personajes, tramas y temas que no estaban en la original, entonces salió una versión bastante nutrida de variantes, pero bueno, el epicentro es ese.



—Últimamente escribía historias más urbanas, con cierto contexto social, ¿cómo se adaptó al cambio de estilo?


—Ya había hecho algo diferente para Venevisión, pero nunca vio luz, se llamaba La casa cerrada, y era una serie de 60 capítulos en código de suspenso. Para mí era una reinvención de mi propia escritura, pero bueno, aquí se está formalizando por la calle del medio y toda reinvención tiene su dosis de entusiasmo y su dosis de desafío, de explorarte a ti mismo como escritor. Todo ha venido junto, explorar un nuevo mercado, trabajar con actores que para mí eran desconocidos y sobre un tema que nunca había tocado, que es el tema de lo sobrenatural. Ha sido tan desafiante como entusiasmante. Me tocó investigar, leer alguna bibliografía de ese tema, indagar sobre mis propias creencias al respecto, pero básicamente me ha divertido mucho. Además, en estos tiempos, la sintaxis narrativa ha cambiado bastante y las historias son más ágiles, eso también es muy sabroso para uno como escritor.



—Pero ya no pudo volver a escribir personajes característicos…


—Lo que pasa es que uno para hacer personajes característicos, como los que yo solía hacer en Venezuela, tiene que estar más empoderado aún. Hay que conocer perfectamente la audiencia del territorio al que le estás escribiendo y de la capacidad de los propios actores. Por cierto, aquí el nivel actoral es altísimo. Estoy gratamente sorprendido y agradecido con el talento de este elenco. La historia es tan fuerte en sus misterios, en sus interrogantes, en sus enigmas, que no da mucho chance para el humor, por ejemplo. Pero el rol de Arturo Barba, la segunda trama protagónica, porque es uno de los transmigrados, plantea ciertos toques de comedia en algunas ocasiones.

Nayib Canaán/ Ciudad de México
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