Recordamos a este personaje que nos hablaba de igualdad, respeto, y el abuso de la política, pero Mario Moreno Cantinflas, tenía un pensamiento muy diferente y un lado oscuro pocas veces reconocido.
Recordar por igual que uno de los mejores discursos en la historia del cine mexicano, es el que hiciese Mario Moreno “Cantinflas” en la película de 1975 “El Ministro y yo”. En menos de seis minutos, el actor en el papel de un escribano llamado Mateo Melgarejo, define el concepto de burocracia a los compañeros que tiene a su alrededor después de renunciar, al descubrir que a ninguno de ellos les importan las personas que dependen de sus decisiones para poder sobrevivir.
En los últimos años, ese speech se ha viralizado en múltiples ocasiones por la fuerte manera con la que Moreno define la burocracia, y por la verdad con la que habla. Esa no es la primera ocasión en la que el actor se atrevió a criticar al gobierno en el cine; en casi todas sus producciones, su personaje (siendo Cantinflas o cualquier otro) representaba a ese lado mexicano desprotegido, y expuesto ante la vileza de la política y de la clase alta. Cantinflas se convirtió en la voz de los silenciados. Sin embargo, detrás de cámaras, el actor era todo lo que denunciaba.
En dos análisis que podemos encontrar en la red, de El Universo y Sector Cine, se explica por qué Mario Moreno “Cantinflas” era en realidad un personaje bastante oscuro, que difícilmente reflejaba el ideal mexicano que presentaba en sus películas.
Carlos Ochoa de Sector Cine señala que Mario Moreno comenzó su vida política desde que comenzó a tener éxito en el cine mexicano y el norteamericano. De hecho, en 1961 (ya que estaba posicionado como una estrella internacional) fue visto junto al entonces Vice Presidente Lyndon B. Johnson para apoyar a un nominado del partido demócrata que buscaba un asiento en la Casa de Representantes de Texas. Años después, de acuerdo con un reporte de BBC Mundo, Moreno fue consejero del presidente Gustavo Díaz Ordaz, responsable de la masacre de estudiantes en Tlatelolco, en 1968.
En años recientes, se ha mencionado que Moreno era un títere de los políticos mexicanos, quienes lo usaban para mostrar una imagen de México errónea que nada tenía que ver con el espíritu de la época. Aunque eso no ha sido comprobado, es innegable que “Cantinflas” era un fuerte promotor del Partido Revolucionario Institucional (PRI), aquél que mantuvo al país bajo su yugo durante 70 años, llenando la nación de corrupción y violencia. La redacción de El Universo, basada en un análisis de Eme Equis, sugiere que eso fue lo que le ganó aún más riquezas y apoyo, creando así una contradicción con los ideales de los que hablaba su famoso personaje.
De acuerdo con la investigación de SensaCine, el nombre de Mario Moreno aparece en distintos documentos que afirman que poseía grandes terrenos y que se apropió de tierras de campesinos originarios de Nezahualcóyotl y de la zona este del lago de Texcoco. La publicación sugiere que las tierras que Moreno poseía en el Estado de México y en otras áreas cercanas no fueron adquiridas de forma legal, y que el actor se rehusó a enfrentar a los campesinos que exigían sus tierras de regreso. El gobierno en turno se encargó de que el escándalo no explotara, y el caso fue perdido, tanto así que no se sabe si se solucionó el conflicto.
El verdadero Cantinflas
«Era un hombre que mundanamente no era simpático, era desagradable», afirmó Guadalipe Loaeza, una periodista que llegó a conocerlo en persona, y quien también dijo que él era un vocero del gobierno en turno (el del PRI). Como se ha demostrado en múltiples entrevistas, Mario Moreno era un individuo extremadamente alejado de su personaje, quien nunca se enfrentaba a su interlocutor, y que incluso llegaba a tener actitudes groseras, en especial después de dejar la vida de clase media que tuvo a sus inicios.
Resulta irónico entonces que Cantinflas hiciera un discurso sobre la burocracia, cuando él era vocero de un gobierno saqueador y corrupto, en especial porque su personaje tiene un conflicto de tierras. Eso demuestra que Moreno dejó olvidada a la persona que era cuando creció y llegó a la pantalla grande, convirtiéndose en un elemento del PRI, alejado de las personas, encerrado en sus riquezas.
Cantinflas es un ícono, pero Mario Moreno no era más que un hombre despiadado y desinteresado por las personas.