Los protectores íntimos han evolucionado en las últimas décadas, no solo ha variado su tamaño y presentación, sino también la película que recubre la superficie interna, la cual entra en contacto con la piel de la vulva, ahora es más hipoalergénica.
Las actividades del día a día no solo alteran a las mujeres a nivel
psicológico. Estar tanto tiempo lejos de casa y sometidas a estrés hace
que aumente la transpiración de la zona genital, por lo cual la higiene
es muy importante para evitar irritaciones, mal olor e infecciones que
se pueden complicar; sobre todo porque la zona íntima está compuesta por
pliegues de piel en los cuales se acumulan glándulas sebáceas, células
muertas y bacterias.
En ocasiones las mujeres en su etapa reproductiva pueden
tener pérdida involuntaria de orina y deslizamiento inesperado de
sangre, por esto necesitan estar protegidas para sentirse seguras y
confiadas. ya que una mala higiene causa olor, prurito y podría favorecer la aparición de infecciones.
Pero esta higiene también va más allá. Si queremos llevar una
sexualidad sana los hábitos de higiene genital cobran importancia. Esta
práctica se debe realizar diariamente para mantener el área perianal y
genital libre de humedad y residuos como orina, materia fecal y fluidos.
Cuando estos hábitos son inadecuados predisponen a la presencia de
flujos vaginales patológicos.
Algunos expertos estiman que el lavado de las manos antes y
después de utilizar los productos para protegerse del sangrado
menstrual, al ir al baño, y antes y después de tener relaciones
sexuales podría prevenir la presencia de flujos patológicos. El uso de
jabones bactericidas o de tipo perfumado y duchas vaginales puede causar
irritación vaginal y alterar el pH, lo que favorece el crecimiento de
microorganismos.
Actualmente existe una variedad de protectores íntimos femeninos que prometen brindarle a las mujeres seguridad e higiene. Se
cuenta con trabajos científicos que acreditan al protector diario
“respirable”, sin cubierta plástica y con materiales de mayor porosidad,
como un producto que no aumenta la irritación genital femenina o la
incidencia de candidiasis vaginal o vaginosis bacteriana, y promueven la
absorción de las secreciones y transpiración, sin aumentar la
temperatura y humedad local.
Sobre el tema Sexualidad e Higiene Íntima habló el Dr. Fernando
Torres, médico sexólogo, adjunto al Servicio de Ginecología del Hospital
Universitario de Caracas y Presidente de la Sociedad Venezolana de
Sexología Médica, en el marco del XXIX Congreso Venezolano de
Obstetricia y Ginecología realizado en Valencia.
Estudios
El Dr. Paulo Cesar Giraldo, profesor titular de Ginecología
en la Universidad Estatal de Campinas, Sao Paulo, Brasil, publicó en
2011 un trabajo en la Revista Brasileña de Enfermedades de
Transmisión Sexual, en el cual las participantes manifestaron un alto
grado de satisfacción y no presentaron alteraciones clínicas
significativas o reportaron incomodidad asociada al uso de protectores
intermenstruales “respirables” durante 75 días consecutivos. Otro
trabajo de este especialista publicado en la Revista Internacional de
Ginecología y Obstetricia en 2011, concluyó que no hubo diferencia
significativa de la aparición de candidiasis vulvovaginal, vaginosis
bacteriana ni inflamación vulvovaginal entre el grupo que usó toallas
diarias respirables y el que solo usó ropa interior.
Asimismo en un estudio realizado por la Dra. Piedad Torres de Bogotá se encontró que 81,5% de las mujeres encuestadas presentaba diagnóstico de flujo vaginal patológico, aunque sólo 30,6% de ellas reportó el uso de protectores diarios, lo cual indica que estuvieron presentes otros factores de riesgo.
Dato curioso
En la antigüedad las mujeres utilizaban toallas de tela o algodón para protegerse de las pérdidas de sangre durante su período menstrual. En la Primera Guerra Mundial, investigadores médicos inventaron un absorbente para curar a los soldados heridos y es allí cuando las enfermeras comenzaron a utilizar dicha fibra desechable durante su menstruación.
En la antigüedad las mujeres utilizaban toallas de tela o algodón para protegerse de las pérdidas de sangre durante su período menstrual. En la Primera Guerra Mundial, investigadores médicos inventaron un absorbente para curar a los soldados heridos y es allí cuando las enfermeras comenzaron a utilizar dicha fibra desechable durante su menstruación.