El
primer inodoro de la historia (el primer sistema con cisterna) fue
diseñado hacia el 1590 por sir John Harington, ahijado de la reina
Isabel I. Bautizó su invento como Ajax. Desde entonces, el inodoro ya es
incluso reverenciado en su propio parque temático.
La
sofisticación y el lujo han propiciado inodoros realmente caros y
difíciles de diseñar, con toda clase de funciones. Sin embargo, el más
costoso de todos se concibió para una misión espacial.
Endeavour
Cuando se lanzó el transbordador Endeavour el 13 de enero de 1993,
llevaba un nuevo inodoro unisex incorporado en la cubierta intermedia.
La NASA describió el mecanismo de más de 23 millones de dólares como
"un sistema completo en el espacio de recogida y tratamiento de aguas
residuales que ocupa la mitad que una cabina telefónica".
La Estacion Espacial Internacional (ISS) también recibió la
instalación de un sofisticado inodoro en el 2008, con motivo del Día
Mundial del Inodoro (sí, existe). La instalación en el
módulo-laboratorio 'Harmony' del soporte del compartimento
sanitario-higiénico, que es como los estadounidenses llaman
científicamente al retrete fue fabricado por la corporación rusa
'Energuia' por encargo de la NASA por 19 millones de dólares.
El nuevo váter está equipado con un sistema de regeneración de agua
procedente de la orina. La NASA aseguró que el agua obtenida tras el
procesamiento de la orina 'será más limpia que el agua que sale en
Estados Unidos de los grifos'.
Neorest
Sin salir de la Tierra, el inodoro más tecnológico y provisto con más
funciones (con un precio de salida de 10.200 dólares) fue el Toto
Neorest, que tiene 10 funciones más que uno convencional.
Entre ellas destaca la apertura automática de la tapa, el asiento
térmico, un calentador de pies, el lavado y sacado automáticos y la
función desodorizante del ambiente.
El Neorest se puede usar con control remoto, aunque también se puede
tirar de la cadena de forma manual en caso de fallo eléctrico.