Hay decenas de teorías que tratan de explicar la paradoja de Fermi
(por qué si estadísticamente hay tantos mundos con vida inteligente aún
no hemos encontrado rastro de ella). La última de esas teorías ofrece
una explicación tan sencilla que parece increíble que no hayamos caído
en ella.Hay miles de personas que sueñan con encontrar vida extraterrestre algún día.
La
teoría explica que, aunque estén avanzados tecnológicamente, los
extraterrestres podrían estar atrapados en su propio planeta sin
esperanza de salir de el a menos que alcancen un desarrollo tecnológico
como civilización muy superior al nuestro. La fuerza que tiene a estos
hipotéticos seres atrapados en su mundo no es otra que la gravedad, y si
lo piensas bien tiene todo el sentido del mundo.
Salir al
espacio desde un planeta no es tarea fácil. Su gravedad ejerce un lastre
tan fuerte que es necesario imprimir mucha velocidad a un objeto para
que este logre desprenderse del tirón planetario. A este límite se le
denomina velocidad de escape, y en la Tierra es de 11,2 kilómetros por segundo (40.320 Km/h).
El
problema de la velocidad de escape es que depende del tamaño del
planeta. ¿Y si la especie alienígena de nuestra teoría viviera en una
super-tierra? Estos planetas rocosos gigantes son más frecuentes de lo
que creíamos y su masa ofrece buenas oportunidades de atraer una
atmósfera lo bastante densa como para albergar vida y protegerla de la
radiación.
El problema es que la velocidad de escape en uno de estos planetas es sencillamente brutal.
Según
los cálculos de Michael Hippke, del Observatorio Sonneberg en Alemania y
principal autor de esta nueva teoría, la cantidad de combustible
necesaria para alcanzar la velocidad de escape en una super-tierra es
prohibitiva. Si asumimos que se usa un motor de combustible convencional
como los que usamos en la Tierra, la cantidad de combustible necesaria
solo para llegar hasta el espacio sería de 400.000 toneladas métricas.
Es un tanque de combustible del tamaño de la gran pirámide de Keops.
Semejante cifra echa por tierra no solo cualquier intento de viajar a
otros planetas. Dificulta muchísimo el mero intento de poner un simple
satélite en órbita.
Por supuesto, hablamos de hipotéticos
extraterrestres y por tanto podemos imaginar que han inventado ya
motores nucleares, ascensores espaciales o extravagantes dispositivos
cuánticos para poner objetos en órbita. Todo es posible, pero aparte de
para añadir más literatura al interminable pozo de la paradoja de Fermi,
es un detalle a tener en cuenta el día que pretendamos visitar una
super-tierra.