El lunes por la tarde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó la Política Directiva Espacial-1, un documento que insta a la NASA a enfocar sus viajes fuera del planeta con la única intención de llegar con personas nuevamente a la Luna, descartando así -al menos en el corto plazo- misiones a Marte.
La última vez que el hombre llegó al satélite natural fue hace 45 años de la mano de la misión Apollo 17. Con el paso de los años, el camino de su desarrollo se vio limitado, tanto por intenciones políticas como por la reducción de su presupuesto. Durante la administración de Barack Obama, la NASA enfocó un nuevo plan que llevaría al hombre a Marte en algún momento de la década de 2030. Ahora, estos planes han sido descartados por el actual mandatario.
Uno de estos planes es el nuevo Sistema de Lanzamiento Espacial de la NASA (SLS, por sus siglas en inglés) con su cápsula Orion, un viaje que estaba previsto (sin tripulación) para noviembre de 2018, fecha que debió ser retrasada por diversas complicaciones y que actualmente está agendada para 2021.
Si bien estos viajes estaban enfocados en llegar a la Luna, eran sólo viajes de prueba para una misión mucho más extensa que realizarían hasta el planeta rojo. Destino final que ahora se ve mucho más lejano, por lo que el SLS probablemente se termine utilizando para llegar al satélite.
El aumento del presupuesto y los acuerdos con privados
A mediados de la década de 1960, la NASA contaba con un presupuesto de 43 mil millones de dólares, cifra que representaba el 4,41% del PIB de Estados Unidos, una cifra que le permitió el desarrollo importante que culminó con las misiones Apollo y, con ello, la llegada del hombre a la Luna.
Actualmente, la agencia espacial sólo cuenta con el 0,47% del PIB para la construcción de hardware y la investigación necesaria para estos viajes. Y el panorama no hace más que disminuir, porque el presupuesto propuesto por la administración de Trump disminuye en 408 millones de dólares.
Es aquí entonces donde toma importancia la inversión de privados como Jeff Bezos y Elon Musk, entre otra compañías que se están dedicando a la construcción de cohetes que le permita al hombre explorar el universo.
Sin embargo, las ambiciones de Donald Trump no estarían en línea con la de estos empresarios, porque tanto Blue Origin como SpaceX tienen como objetivo llegar a Marte tan pronto como la tecnología y la innovación lo permitan. Tanto así, que en el último año, Musk ha realizado dos conferencias en las que ha detallado su plan para comenzar una colonia autosustentable en la superficie del planeta rojo.
Actualmente la NASA cuenta con acuerdos comerciales con SpaceX para enviar paquetes de carga a la Estación Espacial Internacional, la primera público-privada en esta industria, algo que muchos expertos vieron como el inicio de una colaboración que permitiría la exploración a otros planetas en el futuro.
La preparación para llegar a la Luna
Durante la firma de la directiva, Donald Trump no entregó mayores detalles sobre cómo se desarrollaría este plan para regresar a la Luna y "no sólo plantar nuestra bandera y dejar nuestra marca, sino que establecer el inicio" de una misión que eventualmente llegará a Marte.
El futuro que tomará la agencia aún debe resolverse y, con ello, la forma en que se reenfocarán los desarrollos como el SLS para que llegue a la Luna como un destino final y no sólo un viaje de prueba para luego viajar a Marte