El presidente de EE.UU., Donald Trump, homenajeó hoy a los "valientes" que lucharon por los derechos civiles de la comunidad negra durante la inauguración de un museo en Misisipi, un evento envuelto en polémica por el apoyo que despierta el mandatario entre grupos supremacistas blancos.
"Aquí conmemoramos a los valientes hombres y mujeres que lucharon y se sacrificaron tanto para que otros pudieran vivir en libertad", dijo Trump durante un breve discurso en el interior del Museo de los Derechos Civiles de Misisipi, que abre hoy sus puertas al público.
La visita de Trump al museo ha provocado una gran polémica porque varios congresistas afroamericanos e iconos en la lucha de los derechos civiles, como el demócrata John Lewis, se han ausentado de la ceremonia en protesta por la presencia del mandatario.
El gobernador de Misisipi, el republicano Phil Bryant, invitó al presidente a la inauguración del museo, Trump aceptó el ofrecimiento esta semana y su respuesta provocó la indignación entre influyentes legisladores, considerados héroes en la lucha que afirmó el derecho al voto de la comunidad negra.
Como consecuencia, la Casa Blanca y el departamento de Archivos e Historia de Misisipi, encargado del museo, tuvieron que crear otro programa para permitir la asistencia de Trump.
De esa forma, Trump no habló hoy en público, como se había previsto en un principio, sino que se limitó a pronunciar un breve discurso durante un acto privado y al que acudieron un reducido grupo de invitados.
"Hoy rendimos un tributo solemne a nuestros héroes del pasado y nos entregamos a construir un futuro en libertad, igualdad, justicia y paz", dijo Trump, quien mencionó al reverendo Martin Luther King y habló de él como un hombre al que ha "estudiado y al que ha admirado" durante toda su vida.
Trump habló de la lucha de la comunidad negra para acabar con la esclavitud, poner fin a la segregación racial y reafirmar con una ley aprobada en 1965 su derecho a votar, que los afroamericanos tenían desde 1870 pero que no podían ejercer por la represión de grupos como el Ku Klux Klan.
"Estas paredes encarnan la esperanza que ha vivido durante generaciones en los corazones de todos los estadounidenses. La esperanza de un futuro más justo y más libre", resaltó Trump.
El mandatario rindió homenaje durante su discurso al activista Medgar Evers, un "auténtico héroe" asesinado fuera de su casa por un supremacista blanco en junio de 1963.
La viuda del activista, Myrlie Evers-Williams, que estaba entre el público, tuvo que luchar durante 30 años en los tribunales para conseguir justicia para su marido y se convirtió en una de las mujeres más prominentes en la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.
Trump interrumpió su discurso para pedir un aplauso para Myrlie y para agradecerle su "gran trabajo" por Estados Unidos.
El presidente estuvo en el interior del museo menos de 45 minutos y, además de dar un discurso, visitó sus instalaciones acompañado por su secretario de Vivienda, el afroamericano Ben Carson, y por Reuben Anderson, el primer hombre negro que llegó al Tribunal Supremo de Misisipi en 1985.
La inauguración del museo estuvo marcada por la ausencia de los legisladores afroamericanos John Lewis y Bennie Thompson, que el jueves anunciaron que boicotearían el evento al considerar que la presencia de Trump es un "insulto a la gente que retrata el museo de los derechos civiles".
Los congresistas hicieron referencia en su comunicado a los constantes ataques de Trump a los jugadores de la Liga de Fútbol Americano (NFL) que, desde hace meses, se arrodillan al comienzo de los partidos, mientras suena el himno nacional, en un gesto de protesta contra la violencia policial que sufre la minoría negra.
Lo cierto es que el mandatario tiene un historial conflictivo en cuanto a las relaciones raciales en Estados Unidos.
De hecho, su salto a la política nacional se produjo cuando se convirtió en uno de los abanderados del movimiento "birther", formado por aquellos que creen que el expresidente Brack Obama no nació en Hawai, sino en Kenia, por lo que no sería estadounidense de nacimiento y debería haber sido inhabilitado para dirigir el país.
Ya en la Casa Blanca, Trump desató la polémica en agosto cuando acusó a "los dos bandos" -antifascistas y neonazis- de la violencia que terminó con la muerte en Charlottesville (Virginia) de una mujer de 32 años que fue atropellada por un neonazi que participaba en unas protestas.