El astrónomo Alan Stern detalla que el motivo principal sería una característica presente en la mayoría de los planetas del Sistema Solar.
El investigador de la NASA Alan Stern ha especulado con la opción de que los habitantes mundos de alienígenas no envían señales que los científicos de la Tierra puedan detectar debido a que esos lugares estarían cubiertos por una capa de hielo impenetrable, informa la revista 'Science'.
Stern, principal especialista del proyecto Nuevos Horizontes de la agencia espacial estadounidense, ha ofrecido esas declaraciones durante una reunión anual de astrónomos que acoge Utah (Estados Unidos) del 16 al 20 de octubre.
Vida bajo el hielo
Este astrónomo estima que la mayoría de los seres vivos que podrían existir en el universo poblarían océanos que se encuentran bajo superficies de hielo y, por esta razón, nunca estudiarían el cielo con tanto esfuerzo como los seres humanos.
Un equivalente del programa espacial humano para contactar con esos presuntos entes sería la exploración de esas zonas heladas, una suposición que permitiría abordar ese reto de un nuevo modo.
El psicólogo y presidente de la ONG Messaging Extraterrestrial Intelligence, Douglas Vakoch, estima que a los extraterrestres les parecería que cualquier forma de vida se encontraría en sus mismas condiciones, con lo cual no considerarían que establecer comunicaciones de larga distancia valdría la pena.
Océanos de otros mundos
Hace poco tiempo que los astrónomos descubrieron evidencias de la existencia de océanos helados en otros cuerpos celestes de nuestro Sistema Solar: varios satélites de Júpiter, Saturno, Neptuno y Plutón.
Esos 'mundos' poseen montañas y cañones de hielo en su superficie donde el agua congelada es el componente principal, aunque a mayor profundidad se encuentra en forma líquida.
Ecosistemas subacuáticos
Los respiraderos hidrotermales en los fondos de aquellos océanos pueden suministrar nutrientes al agua de manera similar al modo en que funcionan los ecosistemas en los fondos oceánicos de la Tierra.
Estos 'criaderos de vida' protejidos por una ancha corteza de hielo pueden ser aún más productivos que el ambiente de nuestro planeta, que se encuentra más expuesto a la radiación espacial.