Ayer, Donald Trump visitó Puerto Rico tras el desolador paso del huracán María
, que destrozó la isla y provocó 34 muertes, y dio la nota. A su
llegada, en un premio cerrado y repleto de productos de primera
necesidad para entregar a los damnificados, el presidente de Estados Unidos comenzó a tirar rollos de papel higiénico a la gente que se había acercado para verlo.
En un gesto que puede leerse como descontracturado pero que en medio de una situación crítica no cae del todo bien, el mandatario
se mostró incluso algo jocoso cuando arrojaba, como si fuesen pelotas
de básquet, los paquetes a los puertorriqueños, que perdieron sus casas,
sus bienes, incluso sus trabajos.
No fue lo único que Trump
hizo en su visita al territorio estadounidense no incorporado. Además,
se mostró satisfecho por la respuesta del Gobierno a la devastación que
causó el huracán pese a las críticas de que Washington tardó en atender la crisis.
Donald Trump en Puerto Rico: se reunió con damnificados y les tiró rollos de papel higiénico
Trump,
que como presidente se enfrentó a los huracanes Harvey, Irma y María en
las últimas seis semanas, dijo en una sesión informativa que los
desastres están debilitando el presupuesto de Estados Unidos.
"Odio
decirlo, Puerto Rico, pero ustedes han dejado nuestro presupuesto un
poco fuera de control porque hemos gastado mucho dinero en Puerto Rico",
declaró. "Y eso está bien, hemos salvado muchas vidas", agregó.
El
mandatario visitó la isla para tranquilizar a los residentes y
asegurarles que está comprometido con su recuperación tras el paso de
María, el peor huracán que golpeó al Estado libre asociado en 90 años.
El
gobierno del republicano pedirá hoy al Congreso un paquete de ayuda por
29.000 millones de dólares para Puerto Rico y otras zonas afectadas por
desastres naturales, según dijeron desde la Casa Blanca .
También
se esperan solicitudes adicionales de ayuda de largo plazo para Puerto
Rico, así como para los estados de Texas y Florida , que también fueron azotados por poderosos huracanes en las últimas semanas.
La tormenta destruyó la red eléctrica de la isla y menos de la mitad de los residentes tiene agua potable.
Dos
semanas después, todavía es difícil para los habitantes obtener una
señal de telefonía celular o encontrar combustible para sus generadores o
automóviles. Alrededor del 88 por ciento de las antenas de telefonía
móvil siguen fuera de servicio.