El gobierno venezolano y la oposición
empezaron a recorrer un camino espinoso para sentar las bases de un
diálogo. ¿Tendrá éxito esta apuesta en la que el chavismo se vería
obligado a comprometerse con unas elecciones presidenciales?
¿Qué buscan las partes?
Por iniciativa del gobierno
dominicano y las Naciones Unidas, las partes iniciaron el miércoles
contactos exploratorios para definir una agenda de negociación.
Tras dos días acordaron que México,
Chile, Bolivia y Nicaragua acompañen el proceso y retomar los
acercamientos el 27 de septiembre.
Para la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD), el principal punto debe ser la fecha de las presidenciales,
previstas para diciembre de 2018. El presidente Nicolás Maduro garantiza
esos comicios, pero la MUD quiere que se comprometa ante la comunidad
internacional.
"Venezuela no va regalarle el poder
político a la oligarquía, no se lo vamos a dar", dijo recientemente
Maduro al vaticinar un triunfo.
La MUD también exige la liberación de
presos políticos (566 según el Foro Penal) y atender la emergencia
humanitaria, como se refiere a la escasez de alimentos y medicinas por
la grave crisis económica reflejada además en una alta inflación.
El gobierno no ha sido explícito en
sus demandas, pero analistas coinciden en que busca oxigenarse frente a
la dura presión internacional, y que la oposición reconozca a la
asamblea nacional constituyente que rige con poderes absolutos desde el 4
de agosto.
El politólogo Luis Salamanca cree que
los diálogos exploratorios se precipitaron a raíz de la denuncia del
presidente de Francia, Emmanuel Macron, de que el gobierno venezolano es
una dictadura.
De hecho el canciller venezolano,
Jorge Arreaza, visitó el miércoles a su homólogo francés Jean-Yves Le
Drian, quien luego reveló el inicio de contactos en República
Dominicana.
Maduro además "quiere que le
reconozcan su constituyente para establecer convenios internacionales
que solo puede autorizar el Parlamento y aliviar la obstrucción que
tiene para conseguir recursos", señaló.
Esta cuestión es clave tras la
prohibición de Estados Unidos de transar nueva deuda emitida por el
gobierno y la petrolera estatal PDVSA.
Pero el líder opositor Henrique
Capriles advirtió este viernes que "aquí no está planteado el
reconocimiento a una constituyente fraudulenta".
La presión internacional aumentó en
medio de las protestas contra Maduro que dejaron unos 125 muertos extra
oficiales entre abril y julio.
Esta nueva tentativa para negociar una salida a la crisis llega tras intentos fallidos en 2014 y 2016.
La encrucijada
Ante el fuerte rechazo popular y un
panorama económico sombrío, es poco probable que el chavismo gane unas
elecciones. La aprobación de Maduro apenas llega a 17% según
Datanálisis.
"No creo que Maduro acepte que haya
unas elecciones democráticas (...) porque el riesgo de perder es muy
alto", estimó Salamanca.
El oficialismo sufrió un revolcón en
las parlamentarias de 2015 después de que la MUD obtuviera una mayoría
aplastante que puso fin a su hegemonía de 17 años.
Los venezolanos acudirán a las urnas el 15 de octubre para elegir gobernadores, con un favoritismo de la oposición.
Incluso si Maduro se obligara en el
papel a realizar las presidenciales, ese compromiso podría ser
desconocido por la constituyente que funcionará al menos por dos años,
más allá del fin de su mandato, en enero de 2019.
"Mientras esté activa la
constituyente existe el riesgo de que el gobierno a última hora
desconozca todos los acuerdos. Es la jugada más radical que podría
llegar a implementar si se viera contra la pared", comentó Ronal
Rodríguez, director del Observatorio de Venezuela de la universidad
colombiana del Rosario.
Rodríguez no descartó que el órgano
que redacta una nueva Constitución cambie las reglas electorales,
implementando un mecanismo sui géneris como ocurrió en la elección de
constituyentes.
Horizonte oscuro
En ese marco, las perspectivas de
éxito no son halagüeñas. "Como cada actor está buscando sus objetivos
máximos, es muy difícil que se pueda lograr algún resultado. La
probabilidad de fracaso es alta", advierte Salamanca, quien sin embargo
ve con optimismo el apoyo del secretario general de la ONU, Antonio
Guterres.
En tanto, el chavismo buscará
capitalizar el descontento que el diálogo genere en las bases opositoras
de cara a las elecciones de gobernadores y aguantar por un milagro
económico, apunta Ronald Rodríguez.
"Tenemos un gobierno que, esperando, ha logrado sostenerse", dijo.