Es cierto que hablar abiertamente de sexo anal no resulta tan difícil
como solía ser en tiempos de nuestros abuelos; sin embargo, hay muchos aspectos de “hacerlo por atrás” que aún se desconoce, y podrían poner en riesgo la salud de nuestro trasero.
Para empezar, “la entrada de este paraíso, está tapizado de vasos
sanguíneos, los cuales lo dotan de una sensibilidad particular, pero
también lo hacen vulnerable a posibles sangrados”, afirma el ginecólogo
Afrive Amerson.
La fiesta aún no termina
Así como sucede con la vagina, existe uno que otro ritual post sexo anal que hacen de esta práctica una verdadera pesadilla. ¿Por qué a quien le gustaría pasar de una alcoba a una sala de urgencias?
Por ello, continuación te decimos lo que no debes hacer jamás después de una sesión de “sexo duro”, sea tu primera vez o no.
1. Pasar del ano a la vagina
Si bien entre el calor de la pasión nos puede parecer una idea increíble pasar de la penetración anal a la vaginal, no lo es tanto, si antes nuestra pareja no cambia el condón.
Suena aguafiestas, pero de acuerdo a Toyia James Stevenson, experto de la Universidad de Indiana, es la mejor forma de prevenir infecciones, no solo sexuales sino gástricas porque en la vagina también habitan bacterias.
2. Lubricantes de silicona
Lo sabemos, entre tantos sabores y texturas es difícil elegir el mejor para nosotros, pero sin duda los que debemos evitar son aquellos que llevas la etiqueta: “Base silicona!
Porque de acuerdo con la sexóloga y psicoterapeuta, Vanessa Marín, son todo un tormento en lo que a eliminarlos se refiere, ya que requiere del uso de toallitas de bebe debido a que el agua de la ducha es capaz de disolverlos.
3. Ejercítalo
El sexo anal es muy placentero y es posible que después de la primera vez se nos antoje repetir; sin embargo, hay que tomar en cuenta que su práctica constante puede ocasionar debilitamiento del esfínter, lo que aumenta el riesgo de incontinencia estomacal.
Para evitarlo solo hay que hacer media hora de ejercicios de Kegel.