Taciturno.
El pequeño Einstein no dio señales tempranas de genio. De hecho, fue
lento para aprender a hablar, tenía un comportamiento taciturno de niño
y, en lugar de jugar con sus compañeros, tendía a caminar pensativo y a
soñar despierto.
La
brújula. Uno de los primeros momentos de asombro de su vida fue
descubrir una brújula magnética de su padre cuando tenía cuatro o cinco
años. Observar cómo la aguja señalaba siempre en la misma dirección le
dejó fascinado.
Demócrata. El ideal científico de Einstein era la democracia, que en
su libro "Mis ideas y opiniones" definía como "Que se respecte a cada
hombre como individuo y que no se convierta a ninguno de ellos en
ídolo". En cuanto al dinero consideraba que "solo apela al egoísmo e
invita irresistiblemente al abuso".
El frigorífico de Einstein. Además de físico teórico, Einstein fue
inventor. Una de sus creaciones más interesantes fue un tipo de
refrigerador, que decidió fabricar después de escuchar que una familia
que vivía en Berlín había muerto al romperse el precinto del
refrigerador de la casa y desprender todos sus gases tóxicos. Einstein
quería que el nuevo no tuviera partes que pudieran romperse, que fuera
más seguro, eliminando la bomba usada para comprimir el refrigerante. Y
creó la bomba Einstein-Szilard basada en electromagnetismo. Además era
silenciosos y a prueba de emisiones.
Violinista. Einstein era aficionado a dos cosas: la navegación en
vela y la música. Tocaba el violín, y parece que la conexión entre este
instrumento y la ciencia la conoció gracias a Pitágoras, uno de los
primeros científicos que estudió la acústica, y que además creó cuerdas
tensas con puentes deslizables, fundamento del actual violín.
La última misiva. La última carta que escribió Einstein, con fecha
del 11 de abril de 1955, estaba dirigida al filósofo y matemático
Bertrand Russell para aceptar la forma final del documento
posteriormente conocido como el "Manifiesto Russell-Einstein", en que se
llamaba a una conferencia para estudiar los peligros de la carrera
armamentista y advertían que existía "un peligro muy real de
exterminación de la raza humana por el polvo y la lluvia de las nubes
radioactivas" y que la única "esperanza para la humanidad es evitar la
guerra".