Acorralado frente a un baño de una de las universidades privadas más
prestigiosas del país, el candidato del partido que quería regresar a la
presidencia de México sudaba nervioso.
Era, quizás, la primera vez que alguien lo confrontaba directamente con
esa magnitud, cara a cara, achacándole no solo la manera como gobernó
la entidad más poblada del país, sino lo que implicaría el regreso del
partido que dominó la vida de México en todo el siglo XX, el Partido
Revolucionario Institucional (PRI).
Pancartas, una fuente pintada
de rojo, consignas; la mañana del viernes 11 de mayo del 2012 un gran
número de estudiantes de la Universidad Iberoamericana, ubicada en el
lujoso conglomerado corporativo de Santa Fe de la Ciudad de México,
protestaron en cuanto Enrique Peña Nieto pisó su casa de estudios.
La protesta estalló cuando Peña se justificó ante el auditorio. Los principales reclamos recordaron el operativo policial que ordenó contra el pueblo campesino de Atenco al comenzar su administración y el alto grado de feminicidios que dejó cuando gobernaba el estado de México.
"¡Atenco
no se olvida! ¡'La Ibero' no te quiere!". Antes de que estas consignas
resonaran por los pasillos de 'la Ibero' y por las redes sociales, Peña
Nieto tenía asegurada una campaña tranquila. Cadenas de televisión y
hasta revistas del corazón lo presentaban como el alfil del "nuevo PRI",
una versión supuestamente modernizada que traía una agenda de reformas
privatizadoras.
La protesta en 'la Ibero' lideró la indignación no
solo de los estudiantes sino de todo el país, que advertía sobre lo que
podría implicar el regreso de su partido al poder.
Ante la respuesta de los medios de comunicación (que publicaron titulares como "Éxito de Peña Nieto en 'la Ibero', pese a intento orquestrado de boicot"), más de 131
alumnos de la universidad mostraban sus credenciales, y reafirmaron que
nadie los había entrenado para estar ahí. Como respuesta, alumnos de
otros centros dijeron: #Yosoy132.
El 'hashtag' fue el lema
catalizador al que se podía adherir cualquier persona, aunque el se
extendió principalmente a través de las universidades. Los estudiantes
convocaron a un intercambio de libros que se convirtió en una marcha
masiva: nacía el movimiento estudiantil más grande de México desde la
huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México de 1999.
Cercos
a la principal cadena televisiva del país, debates independientes,
manifestaciones lúdicas y alegres... #Yosoy132 planteaba una nueva forma
de hacer política en las calles con diversos ejes como la
democratización de los medios de comunicación, el voto informado y el
apartidismo, como afirmó el columnista Jenaro Villamil.
El
ensayista mexicano Octavio Paz escribió que gracias al movimiento de
los estudiantes mexicanos de 1968 el país era, por primera vez,
contemporáneo del mundo. A menos de un año del 15-M en España, del
Occupy Wall Street en EE.UU., la juventud mexicana del 2012 se colocó
también como referente global.
Sin embargo, el PRI ganó las elecciones. Algunos voceros
de #Yosoy132 decidieron unirse a las televisoras que tanto habían
criticado, y ello fue usado mediáticamente para hundir al movimiento,
rematado como tal con la represión extendida por toda la Ciudad de
México en la toma de posesión
de Enrique Peña Nieto el 1 de diciembre del 2012, en la que más de un
centenar de personas fueron detenidas y un director de teatro herido de
muerte.
Sin
embargo, #Yosoy132 pasó de las calles a la resistencia; dejó de ser un
movimiento estudiantil a acompañar las protestas magisteriales,
indígenas, plantear los problemas de las Reformas Estructurales y a
decir durante la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en
2014 que #FueElEstado.
Después de las elecciones del 2012, el escritor mexicano Luis Villoro aseguró sobre #Yosoy132: "Me parece lo más importante que ha pasado en los últimos tiempos en México".
Hoy, pasados cinco años, quienes participaron en aquel movimiento siguen reivindicando su espíritu.