Roger Moore, el actor británico de la sonrisa pícara y la
ceja arqueada, que saltó a la fama en la serie “The Saint” y las
películas de James Bond, ha muerto a los 89 años.
Más famoso por sus célebres personajes que por su capacidad para la actuación, Moore será sobre todo recordado por su papel del agente 007 y el de Simon Templar en “The Saint”.
Al margen de su carrera artística, Moore fue embajador de buena
voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), lo
que le valió el título de caballero en 2003.
Nacido el 14 de octubre de 1927 en el barrio de Stockwell, sur de Londres, Moore era hijo de un agente de policía y un ama de casa, que
de pequeño se vio obligado a vivir en el condado de Devon (suroeste de
Inglaterra), por el estallido de la II Guerra Mundial.
Desde joven se interesó por la actuación y estudió en la Real
Academia de Arte Dramático aunque, debido a la falta de recursos,
consiguió que la matrícula fuera pagada por el director de cine Brian
Hurst, que después lo fichó como actor secundario en la película de
comedia musical Trottie True en 1949.
En los años cincuenta aparecería en anuncios de publicidad para revistas, sobre todo de ropa de lana y pastas dentales.
Por entonces estaba casado con Doorn Van Steyn, pero se divorció de
ella en 1953 al conocer a la actriz Dorothy Squires, doce años mayor que
él y quien, según los críticos de cine, le ayudó a avanzar en su
carrera artística. La relación terminó en 1961 cuando Moore conoció a la
que sería su tercera mujer, Luisa Mattioli.
Moore tuvo que esperar hasta 1969 para casarse con Mattioli por
la negativa de Squires a concederle el divorcio, pero para entonces
había consolidado su fama gracias a su actuación en la película
“Ivanhoe” y por el personaje de Simon Templar, ese Robin Hood moderno,
sofisticado y culto.
Con la italiana Mattioli, de la que se separó en 1996 para casarse
años después con Kristina Tholstrup, Roger Moore tuvo tres hijos,
Deborah (1963), Geoffrey (1966) y Christian (1973).
Alto y apuesto, Roger Moore conquistó al público internacional, sobre todo el femenino, con
Simon Templar y esa ceja izquierda que arqueaba cada vez que miraba
hacia arriba para ver el halo blanco distintivo de “The Saint” antes del
comienzo de la banda sonora.
El éxito de esa serie le ayudó a recibir otra oferta en 1971 para
interpretar a Lord Brett Sinclair en la serie “The Persuaders!”, junto a
Tony Curtis.
Pese a no triunfar en EEUU, fue muy seguida en Europa e
Hispanoamérica por las divertidas aventuras de dos mujeriegos
millonarios: Roger Moore en el papel de Lord y Tony Curtis como el
petrolero estadounidense Danny Wilde.
La serie, de la que no se hicieron muchos episodios, fue la última
que hizo Moore antes de que le ofrecieran el papel de James Bond una vez
que Sean Connery abandonó el personaje.
Así, Moore se puso en la piel de Bond en 1973, haciendo “Live and Let Die”, con música de Paul McCartney
y la primera de las siete que hizo con Albert Broccoli, lo que le
convirtió en el actor que más tiempo interpretó al agente 007 (doce
años).
Aunque el Bond de Ian Fleming no se parecía al de Moore, el actor
consolidó su fama gracias a los tintes de humor irónico, su voz profunda
y el carácter flemático que aportó al personaje.
En 1985 Moore se despidió de Bond para hacer filmes menos conocidos, pero años después inició su trabajo con UNICEF tras quedar asombrado por la labor de su amiga Audrey Hepburn.
En 1991, retirado ya en Suiza, fue nombrado embajador de buena voluntad de la UNICEF.