Jorge-Tuto Quiroga* @tutoquiroga
La tierra de Bolívar, la mágica Venezuela, está hoy sometida a una
dictadura pura y dura, atroz y feroz, corrupta e inepta, criminal y
delincuencial. El legado de Maduro es nefasto: la economía se ha
contraído una cuarta parte, la inflación es más alta que en Zimbabue, la
criminalidad peor que en Siria, la escasez parecida a la de Sudán, la
malaria mata niños que son enterrados en féretros de cartón. El régimen
cada vez tiene menos dólares y cada día vende e hipoteca más el futuro
financiero y petrolero de esta hermana nación.
La democracia anda peor, la oposición política está criminalizada,
la prensa amordazada y ante el rechazo popular el régimen desató un
golpe continuado en cuatro etapas desde diciembre 2015.
Primera: la oposición ganó dos tercios del Congreso el 6-Dic-2015;
a los pocos días el Parlamento oficialista saliente, ilegal e
inconstitucionalmente, copó el Poder Judicial. Cuando el Congreso
opositor trató de legislar, designar, fiscalizar y apropiar recursos;
pues los jueces de Maduro emitieron casi 50 fallos castrando al
Congreso.
Segunda: en 2016 la oposición podía ganar casi todas las
gobernaciones regionales y revocar constitucionalmente al presidente;
pues la dictadura postergó y canceló todas las elecciones.
Tercera: la oposición parlamentaria rechazó aprobar préstamos
usureros y la venta del patrimonio nacional; pues el pasado 29-marzo los
jueces del régimen se arrogaron facultades legislativas y levantaron la
inmunidad parlamentaria. Esto fue repudiado internacionalmente y desató
masivas protestas domésticas que ya llevan más de un mes, decenas de
muertos, centenares de heridos y más de 1.000 detenidos.
En el frente externo la pesadilla de la dictadura es el terco y
persistente secretario general de la OEA, el “esclavo del derecho”, Luis
Almagro. Su primer informe de mayo 2016, obligó a simular un “diálogo”.
Este esfuerzo no buscaba conciliación, sino que instrumentado por
Zapatero, el vocero externo del régimen, y burlándose del Vaticano, solo
perseguía: DIFERIR el revocatorio y todas las elecciones, DESINFLAR la
movilización opositora callejera, DETENER más opositores, DIVIDIR a la
MUD, DESTRUIR más todavía Venezuela, DESACTIVAR la aplicación de la
Carta Democrática pedida por Almagro en la OEA y tener la DICTADURA
consolidada.
Almagro emitió entonces un segundo devastador e irrefutable
informe en marzo 2017. La dictadura aislada y desnuda anunció que se
retiraba de la OEA y activó los “colectivos”, sus sicarios paramilitares
callejeros, para acallar las protestas crecientes sembrando dolor y
muerte. La tiranía, al borde de la histeria, propinó la estocada final
del golpe continuado, el cuarto paso, el aniquilamiento de la democracia
republicana en Venezuela.
El 1° de mayo el régimen anunció la convocatoria a una
“constituyente”, mitad de la cual sería designada a dedo por Maduro y
sus acólitos, sin que medie un referéndum, ignorando el voto popular
directo, universal y secreto. El agonizante régimen busca establecer una
suerte de soviet oficialista empoderado para cancelar todas las
elecciones venideras, cerrar el Congreso, destituir gobernadores y
alcaldes opositores, defenestrar los poderes constituidos contestarios y
convertir a Venezuela en una Cuba del siglo XXI. En una peculiar
reversión el pueblo no va a elegir las autoridades del Estado, el
dictador designará a dedo a quienes defenestrarán a las autoridades de
otras instancias electas del Estado.
Con este golpe, el autoproclamado “hijo de Chávez” se parece más a
Carmona, quien en abril de 2002 hizo, por tres días, lo que Maduro
propone ahora para siempre. En una escena macabra lo hizo ante su CNE,
ataviado de lqui-liqui, cada vez más loco, bailando sobre el dolor del
pueblo venezolano, mientras sepulta la supuesta obra de su progenitor.
El socio del dictador, Diosdado Cabello, se parece a Pablo Escobar o a
un jefe de las FARC, secuestrando a Leopoldo López, martirizando a su
familia, dando supuestas “fe de vida”, mientras cobra expoliando a
Venezuela.
Los “colectivos” del régimen agreden y matan ciudadanos, esta
constituyente comunal a la cubana mata la democracia. Los paramilitares
de Maduro intentan apagar violentamente las protestas, esta
paraconstituyente quiere enterrar a Venezuela para siempre. Un
“opositor” que se preste a convalidar este golpe pasará a la historia
como un Judas de la democracia.
Estamos ante el principio del fin de la dictadura de Maduro, o ante el principio de la Venezuela norcoreana.
El pueblo de Venezuela, en las calles, y la comunidad internacional deben escoger.
Libertad o tiranía. Estado de Derecho o sometimiento al capricho. Almagro o Rodríguez Zapatero.
Democracia o dictadura. Elecciones generales, universales, secretas y directas, o paraconstituyente de Maduro.
Hora de escoger. Todos. Incluido nuestro papa Francisco. Rezo
porque no se equivoque, para que esta vez se ponga del lado correcto de
la historia, porque como dijo Desmond Tutu, “si eres neutral en
situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”. Los
neutrales entre la democracia y esta dictadura con su paraconstituyente
serán cómplices de Maduro y los golpistas.
*Ex presidente de Bolivia.