Las
protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro que se registraron en
Venezuela durante febrero de 2014 marcaron un antes y un después en la
vida de Lisbeth Añez que, desde entonces, se dedicó a hacer donaciones
de comida, medicinas y ropa para presos políticos en diversos recintos
penitenciarios del país.
No
era extraño que pasara un fin de semana visitando las instalaciones del
Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de El Helicoide,
en la avenida Victoria, y luego, a los pocos días, acudiera a la cárcel
de El Rodeo, siempre con un objetivo común: prestar ayuda y compañía a
quienes considera fueron privados de libertad por el hecho de querer un
cambio.
Pero su destino sufrió un cambio de 180 grados el 12 de mayo, cuando
su nombre pasó a engrosar las listas de los denominados “presos de
conciencia”, para encontrarse con sus conocidos de El Helicoide
nuevamente, ya no de visita, sino como reclusa.
Aquél día, Añez tenía todo listo para abordar un vuelo internacional
en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía pero, poco antes de subirse
al avión, funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia
Militar (Dgcim) la detuvieron alegando que, sobre ella, pesaba una orden
de captura, por lo que fue presentada en tribunales militares, donde la
acusaron por los delitos de rebelión militar y traición a la patria,
por lo que le dictaron privativa de libertad.
--- Denuncian irregularidades ---
Desde el momento de su detención, Alfredo Romero, director de la ONG
Foro Penal Venezolano (FPV) y abogado encargado de su defensa, consideró
que el caso estaba plagado de irregularidades.
“La decisión que derivó en la orden de captura no está justificada
porque carece de elementos de convicción”, dijo Romero en declaraciones
exclusivas para El Nacional Web.
Explicó que los delitos de rebelión militar y traición a la patria,
que tildó como los más graves del código procesal militar, se los
imputaron por “colaborar presuntamente con personas que organizan
protestas”, detalló.
Además, presentaron como supuestas evidencias audios y conversaciones
de Whatsapp. “Para nosotros no existen porque nunca nos los enseñaron”,
fustigó. “En su maleta llevaba un libro sobre Leopoldo López, otro
acerca de Iván Simonovis, un par de cartas dirigidas a la Asamblea
Nacional exhortándolos a colaborar con la liberación de presos
políticos, así como un par de reconocimientos por su labor como
defensora de derechos humanos”, añadió.
Pasadas 48 horas luego de que se realizara la audiencia de
presentación, Romero denunció que ni el equipo de defensa ni los
familiares han podido visitar a Añez para constatar sus condiciones de
reclusión ni su estado de salud.
Ni siquiera su hijo, Luis Añez, pudo verla en El Helicoide para celebrar el día de las madres. “No me dejaron pasar”, sostuvo.
-- Justicia militar como “protagonista” ---
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA),
Luis Almagro, denunció que el caso de Añez fue arbitraria y que no
puede ser procesada por tribunales militares debido a que es civil.
Fuente: elcomercio