Durante
casi cien años, una pequeña iglesia en la capital de Malta, Valletta,
fue tanto un lugar de devoción religiosa como un macabro destino
turístico. Conocida como la Capilla de los Huesos, la cripta abovedada
debajo de la iglesia fue elaboradamente decorada con cráneos humanos y
huesos exhumados de un cementerio cercano.
La
capilla fue construída por Nibbia, miembro de los Caballeros de la
Orden de San Juan que controlaba la isla en ese tiempo, en 1612. El
lugar fue dedicado a la Virgen de la Misericordia y en su altar podía
leerse la inscripción en latín: “Lamento lo efímero de la vida y pido
oraciones por los muertos”.
La iglesia fue desmantelada en 1730 para dar cabida a la expansión de
un hospital vecino y reconstruida al año siguiente en estilo barroco.
En 1776, los huesos pertenecientes al edificio original fueron exhumados
y enterrados en un sótano aledaño a la capilla. El capellán del lugar
decidió utilizar los huesos como decoración, adornando las paredes y el
techo de la cripta con complejas formas y patrones hechos enteramente de
restos humanos.
Durante la Segunda Guerra Mundial el lugar fue dañado por las bombas y
posteriormente demolido. Muchos creen que la espectral cripta
subterránea sigue existiendo oculta bajo la tierra.