“Soy
parte de la mayoría que no se ve identificada ni con el gobierno, ni
con la oposición, y me sumo a ese movimiento social del pueblo mismo,
que exige cambio, que exige desarrollo, que exige bienestar, que exige
paz y que necesita de un nuevo liderazgo para dirigir la nación en un
gobierno pos Maduro, Cabello y todo su entorno”.
Así
lo expresa, en un extenso comunicado, el actor Fernando Carrillo, una
de las luminarias del espectáculo identificada con el oficialismo desde
la ascensión de Hugo Chávez a la presidencia en 1999. A continuación
reproducimos los aspectos más resaltantes de su declaración, enviada a
los medios desde Miami por su agente de prensa:
“Yo, como millones de venezolanos, apoyé la revolución Bolivariana
que dirigió el presidente Hugo Chávez, lo hice basado en los principios
humanistas que me inculcaron mis padres desde muy joven. Apoyé las
distintas misiones de inclusión social, que ayudaron a gran parte de la
población, a los mismos que fueron excluidos por más de 40 años por
gobiernos adecos y copeyanos.
Durante estos últimos 18 años la Revolución Bolivariana gozó de la
bonanza petrolera más alta conocida en nuestra historia reciente, pero
no se aprovechó, más allá de los programas sociales y asistenciales, en
utilizar los recursos petroleros para desarrollar otros sectores
importantes de nuestra economía, como diría el ilustre Arturo Uslar
Pietri: “Sembremos el petróleo”. Cambiar un modelo agotado rentista
petrolero, por uno más diversificado y productivo, pero ese cambio
anhelado nunca llegó. La Revolución dentro de la Revolución, nunca
llegó.
A cuatro años del gobierno de Nicolás Maduro, la economía está
colapsada, el aparato productivo nacional es casi inexistente, esto
produce escasez de alimentos y medicinas, y la soberanía nacional está
en peligro, porque se importa casi todo lo que se consume, y la
inflación galopante devora los modestos aumentos salariales.
Me da tristeza ver a miles de jóvenes emigrar a otros países buscando
un mejor futuro, para evitar ser una estadística más a manos del hampa
común. Y a aquellos que deciden quedarse y protestar en contra del
gobierno se les reprime excesivamente, o se les encarcela o mueren por
su sueño de vivir en un mejor país. Al parecer, ahora en Venezuela es un
delito pensar diferente.
La mayoría de los venezolanos queremos un cambio en la forma de
dirigir al país, pero los actuales líderes han mostrado su incapacidad
para un diálogo sincero que garantice un cambio dentro de la
Constitución. La mejor manera de garantizar la paz del país y que cese
la violencia y la represión del gobierno es que el Consejo Nacional
Electoral anuncie un cronograma electoral que incluya las elecciones de
gobernadores y alcaldes, cuyos períodos constitucionalmente están
vencidos desde el 2016.
No apoyo la iniciativa a una Asamblea Nacional Constituyente, pues la
actual Constitución es la más amplia e inclusiva del continente, lo que
se necesita es que el Ejecutivo Nacional cumpla la Constitución y que
haya una real y verdadera separación de los distintos poderes públicos.
Estoy convencido que al presidente Nicolás Maduro y al mismo Diosdado
Cabello el país les quedó grande, y la corrupción está fuera de
control, y deben salir del poder por la vía de los votos en diciembre
del 2017. Como dijo Simón Bolívar: “Los empleos públicos pertenecen al
Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga
probidad, aptitudes y merecimientos, es digno de ellos”.
No apoyo otra vía fuera de la Constitución, porque nos puede llevar a
niveles más altos de violencia, lo que puede desencadenar en una guerra
civil, o insurgencia armada, como sucedió en Centroamérica y en nuestra
vecina Colombia.
Soy parte de la mayoría que no se ve identificada ni con el gobierno,
ni con la oposición, y me sumo a ese movimiento social del pueblo
mismo, que exige cambio, que exige desarrollo, que exige bienestar, que
exige paz y que necesita de un nuevo liderazgo para dirigir la nación en
un gobierno pos Maduro, Cabello y todo su entorno.
Los enfrentamientos que se promueven sólo producen más polarización
política y social en la calle, con resultados fatales, víctimas
inocentes y heridas imborrables en una población que sólo desea mejorar
su nivel de vida, que se ha visto deteriorada durante estos últimos
cuatro años.
Venezuela necesita perdón y reconciliación, debemos dejar a los líderes extremos que pregonan ideologías de izquierda y de derecha y encontrarnos en el centro, que es donde está la mayoría del país.
Venezuela necesita perdón y reconciliación, debemos dejar a los líderes extremos que pregonan ideologías de izquierda y de derecha y encontrarnos en el centro, que es donde está la mayoría del país.
Hago un llamado a todos mis compatriotas venezolanos, a los sectores
políticos y económicos, a los segmentos de la población que se oponen al
gobierno de Nicolás Maduro como a aquellos segmentos de la población
que aún lo apoyan, les pido, les ruego, que pongan a un lado sus
intereses de poder y busquen una solución a los problemas del país
prevaleciendo: la justicia y el respecto a la constitución y las leyes
de la República Bolivariana de Venezuela”.
Aquilino José Mata/ EDC