Como
si se tratara de la más asombrosa ciencia ficción, durante la década de
1970, la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos llegó a
investigar la posibilidad de utilizar poderes psíquicos en el campo de
batalla, especialmente entre los servicios de la CIA.
Se
trató del denominado Proyecto Stargate, un emprendimiento de máximo
secreto que involucró a personas con poderes extraordinarios y, aunque
ninguna sufría alteraciones genéticas, pretendió conformar un escuadrón
invencible, al mejor estilo X-Men.
Uno de los primeros experimentos buscó investigar la llamada Visión
Remota, es decir, el poder de visualizar situaciones a distancia, por
supuesto, no con los ojos, sino a través de poderes extrasensoriales.
Joseph McMoneagle, uno de los colaboradores evaluados por el
proyecto, se erigió como el Visor Remoto número uno, al ser capaz de ver
no solamente el presente, sino el pasado y el futuro. Logró detectar
una instalación nuclear china, localizó a 52 ciudadanos estadounidenses
secuestrados en Irán y la ubicación de un submarino soviético, entre
muchas otras proezas que le valieron la condecoración con la Legión de
Mérito.
Uri Geller, mientras tanto, destacó por sus poderes de telequinesis,
es decir, la capacidad de mover objetos con la mente. Logró flexionar
cucharas metálicas y una tira de metal de 10 milímetros. Pero eso no fue
todo, además demostró que con su mente podía rebajar el grosor de una
plancha de metal, sin doblarla.
Quizá lo más curioso del caso sea que, tras hallar a los sujetos con
capacidades psíquicas extraordinarias, evaluarlos y seleccionarlos, este
escuadrón invencible, creado por CIA, fue desestimado por el mismo
organismo, desclasificando sus informes y cuestionando su validez.