Los niños que no reciben cuidados y cariño en sus primeros años
quedan con marcas físicas y psicológicas, sugiere una investigación. El
estudio sugiere que el cariño y cuidado en la infancia es vital para la formación de patrones cerebrales asociados con el manejo del estrés y la formación de vínculos sociales.
Los investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison compararon
el desarrollo psicológico de niños que crecieron con sus familias
biológicas con el de niños criados en orfanatos de Rusia y Rumania.
Los científicos descubrieron que los niños criados en orfanatos tenían niveles menores de dos hormonas que -se cree- están relacionadas con la formación de relaciones. Esto, a pesar de que los niños habí¬an sido adoptados por familias estables.
Estas hormonas son la vasopresina y la oxitocina, señala el informe
publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados
Unidos.
Efectos
Los investigadores creen que la falta de cuidados tópicos
cuando se es niño puede trastornar el desarrollo normal de esos sistemas
hormonales. Esto a su vez, dicen, puede interferir con los
efectos de calma y alivio que suelen surgir entre el niños y la persona
que lo cuida.
Los investigadores compararon los niveles hormonales de 39 niños,
algunos criados en hogares y otros en orfanatos. Los 18 niños de cuatro
años que crecieron en orfanatos mostraron niveles más bajos de la
hormona vasopresina en la orina.
Los científicos creen que esta hormona es esencial para el reconocimiento de individuos en un ambiente social familiar.
Durante el experimento, se les pidió a los niños sentarse en el
regazo de su madre (o madre adoptiva) o de una mujer desconocida para
participar en un juego interactivo en una computadora.
El juego requería que los niños participaran en varios tipos de contacto físico con el adulto con quien estaban sentados, tales como susurros, cosquillas y caricias en la cabeza.
Lo normal es que cuando ocurre una interacción física entre el niño y su madre aumenten los niveles de oxitocina.
El estudio reveló que este aumento se ve en los niños que crecieron
en sus hogares con su familia, pero los que fueron criados en orfanatos
no mostraron la misma respuesta.
El jefe de la investigación, el doctor Seth Pollak subraya que “este estudio nos ofrece un entendimiento de la bases biológicas sobre las causas de problemas como estrés o dificultades para formar relaciones”.
“Los datos presentados en la investigación”, dice, “ofrecen una
explicación sobre cómo la naturaleza y la calidad del medio ambiente
donde crecen los niños, dan forma a los sistemas conductuales del
cerebro donde se basan las emociones humanas más complejas”.