El papa Francisco peregrina este viernes y sábado a Fátima,
en el centro de Portugal, para celebrar el centenario de las
apariciones de la Virgen María. A continuación, cinco cosas que hay que
saber sobre este santuario del catolicismo
Cien años de devoción popular El 13 de mayo de 1917, tres
pastorcillos de entre 7 y 10 años afirmaron haber visto a la Virgen
María por encima de una encina verde en Cova da Iria, en aquel
entonces, un terreno pedregoso cercano a la localidad de Fátima. Esa
“mujer más brillante que el sol” se les apareció otras cinco ocasiones
en los meses siguientes.
La emoción que causó el anunció llevó a entre 50.000 y 70.000
personas a reunirse en Cova da Iria durante la última aparición, el 13
de octubre, cuando se produjo un fenómeno meteorológico raro descrito como “el milagro del sol”.
La devoción a Nuestra Señora de Fátima, que la Iglesia no autorizó oficialmente hasta 1930, ha estado marcada por intensas manifestaciones de fe. Para expiar los pecados o agradecer a la Virgen la ayuda prestada a los fieles con problemas de salud, amor o dinero, numerosos peregrinos caminan hasta Fátima durante varios días y recorren de rodillas el camino que lleva hasta la Capilla de las apariciones, de unos centenares de metros.
La devoción a Nuestra Señora de Fátima, que la Iglesia no autorizó oficialmente hasta 1930, ha estado marcada por intensas manifestaciones de fe. Para expiar los pecados o agradecer a la Virgen la ayuda prestada a los fieles con problemas de salud, amor o dinero, numerosos peregrinos caminan hasta Fátima durante varios días y recorren de rodillas el camino que lleva hasta la Capilla de las apariciones, de unos centenares de metros.
Tres pastores, dos santos El sábado, el papa Francisco presidirá la ceremonia de canonización de dos de los pastores que afirmaron
ver a la virgen: Francisco Marto y su hermana pequeña, Jacinta, que
murieron de gripe española en 1919 y 1920, a los diez y nueve años,
respectivamente.
Los dos niños fueron beatificados por Juan Pablo II en Fátima el 13 de mayo de 2000.
Su prima, Lucia dos Santos, la mayor de los tres pastorcillos, que se
hizo monja, vivió hasta los 97 años. El Vaticano se plantea
beatificarla desde 2008, tres años después de que falleciera.