Brad
Pitt, en su primera entrevista desde su divorcio de Angelina Jolie, ha
reconocido que tras la separación decidió dejar de beber, un hábito que
llegó a ser "un problema" dentro del matrimonio y que le obligó a acudir
a terapia.
"Bebía mucho. Se convirtió en un problema. Estoy realmente feliz de
que haya pasado medio año (sin beber), lo cual es agridulce (por lo
ocurrido), pero vuelvo a tener el control de mis acciones", indicó el
actor en una entrevista para la revista GQ, publicada hoy en su edición
digital.
El actor indicó que llegó a ser todo "un profesional" a la hora de
beber, aunque llegó un momento en el que decidió que no podía "seguir
viviendo de esa manera".
Ahora ha sustituido el alcohol por el zumo de arándanos y el agua con gas.
"Para mí este periodo ha consistido en reparar en mis debilidades y
mis fracasos, y asumirlos", valoró el intérprete. "Sé que soy un
privilegiado y, a pesar de ello, he gastado mi tiempo en buscar
objetivos vacíos", agregó.
Durante la extensa charla con la revista, Pitt, de 53 años,
únicamente menciona a su exesposa en una ocasión, cuando sugiere a su
interlocutor que no se pierda la próxima película de Jolie como
directora, "First They Killed My Father".
El actor reconoce, asimismo, que era "muy triste" seguir viviendo
en su residencia de las colinas de Hollywood, donde solía pasar el
tiempo junto a Jolie y sus seis hijos, así que decidió mudarse a casa de
un amigo en Santa Mónica (California).
En enero, Pitt y Jolie emitieron un comunicado conjunto en el que
aseguraban que habían acordado sellar todos los documentos judiciales
al respecto de su divorcio y el cuidado de sus hijos con el objetivo de
proteger la intimidad de los pequeños.
"Me preocupa que ellos sean el foco de atención de todo esto, y
me preocupa que cuando se hable al respecto se haga sin delicadeza o
conocimiento, porque se hace así para vender. Lo sensacionalista es lo
que vende. Se exponen a eso. Y me duele", afirmó.