Poco se sabe de Jack Sparrow. El famoso y andrajoso capitán no vive
sus mejores días. Con una exigua reputación y sin barco intenta
sobrevivir en islas donde saben que su cabeza tiene precio.
Con los pocos acólitos que le quedan, planea robar un gran botín
en el Caribe. La corona británica lo quiere vivo o muerto, pero él ha
podido serpentear entre casacas rojas y malhechores.
En Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, filme que
se estrena el viernes, el famoso bandolero de los mares pareciera no
tener un objetivo. Su vida se ha venido a menos y el mítico Perla Negra,
el barco con el que encabezó tantas aventuras, aún se encuentra
miniaturizado y confinado a una botella que carga consigo por un hechizo
de Barbanegra.
Tan bajo ha caído Jack Sparrow (Johnny Depp) que es capaz de
intercambiar su brújula mágica a cambio de una botella de licor en un
bar de mala muerte. Lo que ignora es que en su ausencia no solo el
Ejército británico se encarga de empapelar cada rincón con su rostro
para incitar la delación.
En las profundidades del mar un viejo enemigo aguarda para salir.
Se trata del capitán Armando Salazar (Javier Bardem), un reputado
integrante de la Real Armada Española que, sin ningún tipo de piedad, se
propuso acabar con todos los filibusteros y fue derrotado con una
genial treta en aguas peligrosas por Sparrow cuando aún era un
adolescente. Después de eso quedó maldito con sus acompañantes como una
tripulación de ultratumba que espera venganza.
Han pasado seis años desde Piratas del Caribe: En mareas misteriosas, que dirigió Rob Marshall, quien sucedió a Gore Verbinski, responsable de las tres primeras entregas.
Ahora, en esta quinta película de la saga de Disney, los noruegos
Joachim Rønning y Espen Sandberg son los encargados de esta trama de
reaparición de personajes y la inclusión de otros que figurarán en los
venideros largometrajes, como deja entrever la escena posterior a los
créditos.
Es la primera vez que estos estudios encomiendan la dirección a
cineastas no estadounidenses. Rønning y Sandberg también son los
responsables de Kon-Tiki, nominada al Oscar en 2013 como Mejor
Película Extranjera, una producción noruega sobre el explorador Thor
Heyerdahl, quien quiso demostrar que los habitantes de Suramérica
pudieron llegar a la Polinesia antes de que Cristóbal Colón desembarcara
en este continente. Para comprobarlo cruzó el Pacífico en una balsa de
madera.
Uno de los nuevos personajes que aparece en Piratas del Caribe: La venganza de Salazar es
Carina Smyth (Kaya Scodelario), quien es considerada bruja por los
soldados de la corona británica. Su delito: estudiar el firmamento. Este
papel brinda a la historia un matiz interesante al mezclarse la
precisión de la ciencia con la mitología del mar, pues la trama se va
encaminando a la obtención de todas las partes en conflicto del tridente
de Poseidón, al que se llega presuntamente mediante el análisis de las
estrellas.
Sparrow, los casacas rojas, Salazar y el capitán Héctor Barbossa
(Geoffrey Rush) lo quieren para controlar el mar y deshacerse de sus
enemigos, mientras que Henry Turner (Brenton Thwaites) desea traer de
vuelta a su padre Will Turner (Orlando Bloom).
Los cineastas noruegos no defraudan en este filme de aventuras, en
el que el humor de Jack Sparrow tampoco decepciona. Si bien hay algunos
bajones, la película se recupera rápidamente con los diferentes frentes
en conflicto que brindan la suficiente emoción durante el tiempo de
proyección. Ahora queda por ver cómo el hilvanado de los personajes del
pasado con las nuevas caras sostendrá en el futuro a la saga que comenzó
en 2003 y que corre el riesgo de estancarse.