“13 Reason Why” se ha
transformado en la serie del año desde su estreno a fines de marzo. La
producción de Netflix retrata la historia de Hannah Baker, una
joven estudiante que se suicida después de una serie de fracasos
culminantes, dejando con un amigo 13 cintas de cassete donde detalla las
razones por las que decidió acabar con su vida. Una producción enfocada
en un público juvenil y que por su temática ha encendido el debate. Sin
ir más lejos, la especialista Jaelea Skehan, del Hunter Institute of
Mental Health, elaboró una lista titulada “Seis razones por las que me
preocupa una serie de televisión”, dedicada específicamente a la
producción del servicio de streaming y a algunos pasajes de la historia
que causan gran impacto, tal como lo es el suicidio de la protagonista.
Es
por esta razón que algunos países como Nueva Zelanda alzaron la voz
para poner restricciones a la serie, clasificándola para mayores de 18
años. En Argentina y México, algunos colegios tomaron la decisión de ver
la serie en las aulas de clases. Y Chile no se ha quedado afuera de la
discusión. Por ejemplo, el Colegio Huelen de Vitacura hizo un llamado a
los padres y apoderados a involucrarse más en lo que sus hijos están
consumiendo por streaming. Una preocupación legítima, ya que se arraiga
en algunos datos duros que son preocupantes. En nuestro país, el
suicidio juvenil es una realidad a la que hay que estar alertas. Según
las últimas estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el 17,5% de la población (casi 1 de cada 5 personas) sufre depresión,
liderando a nivel mundial en esta problemática. En Latinoamérica los
datos son aún más preocupante: el suicidio es la tercera causa de muerte
entre los 10 y los 25 años, siendo Chile uno de los países que ha
sufrido un mayor aumento en esta tendencia. Es así como, tomando en
cuenta el último reporte de UNICEF, que habla de que en nuestro país 7
de cada 10 niños sufre de alguna forma de maltrato, debatir el trato que
se le da al tema a través de una ficción es necesario.
“Si consideramos que el vivir experiencias traumáticas es un factor de riesgo de salud mental, entonces nuestros niños, adolescentes y jóvenes deben ser protegidos de contenidos que puedan exacerbar recuerdos o sensaciones sobre sus experiencias negativas”, comenta en entrevista con Publimetro Camila Espinoza, psicóloga clínica de la Universidad de Talca y miembro del directorio de la Asociación Chilena de Estrés Traumático, agregando que “mostrar escenas explícitas de violencia y suicidio se vuelve absolutamente prescindible –podría subentenderse de la trama misma- y disuade de la utilidad beneficiosa que podría prestar la serie: favorecer el diálogo sobre salud mental juvenil”.
Y
es que si bien la serie aborda temas que hay que poner en la palestra
pública como el bullying, el acoso y el abuso sexual, su naturalidad de
ser u contenido en streaming que permite un fácil acceso a ellos, puede
llevar a que personas que no están preparadas para verla se adentren en
los personajes de tal manera que no logran “anticipar los contenidos
aversivos y violentos que vendrán a lo largo de la trama y su
experiencia se va sumiendo en las emociones cada vez más profundas de la
protagonista”, acota la profesional.
Por
eso, Espinoza es clara en analizar que “esta producción expone a todos
los usuarios sin distinción a imágenes altamente aversivas por su
contenido crudo, en tanto muestra visualmente eventos traumáticos en la
protagonista y en personajes circundantes, donde el espectador empatiza
con el sufrimiento y puede verse afectado emocionalmente, incluso siendo
una persona sin patologías de salud mental”. Un tema no menor, ya que
de acuerdo a los criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V, ver experiencias
traumáticas tales como violencia sexual explícita, el acto suicida y los
constantes episodios de bullying mostrados en detalle, pueden
perfectamente constituir un estímulo gatillador de malestar emocional en
las personas que ya tienen experiencias previas similares y que
desarrollaron alguna sintomatología producto de su evento traumático.
“Esto se debe a que son recordatorios del trauma, donde el espectador
puede no estar preparado para observar la escena vívida sin sentirse
afectado o si el síntoma ya estaba presente puede verse activado ante
estas escenas”, explica la psicóloga clínica y miembro del directorio de
la Asociación Chilena de Estrés Traumático.
Efecto Contagio
Al
mismo tiempo menciona otro problema que puede afectar a nuestros
jóvenes: la identificación con la protagonista o también llamado “efecto
contagio”. “La serie entrega algunos mensajes sobre la experiencia
personal y subjetiva de la protagonista, que pueden interpretarse de
manera inadecuada y ser contraproducentes para las personas con este
tipo de dificultades psicológicas (depresión, ideación suicida),
encontrándose con ideas erróneas como que el suicidio no podía evitarse,
que recibir ayuda profesional no es suficiente o que se debe
responsabilizar al entorno social (familiares, amigos, etc.) de la
decisión de la víctima”, expone la especialista, argumentando que “la
temática del suicidio es particularmente de preocupación en los
adolescentes, dado que su capacidad de regular emociones y controlar
impulsos aún se encuentra en maduración, por lo tanto la toma de
decisiones frente a dificultades puede verse interferida y con ello,
usar estrategias nocivas de afrontamiento, donde el suicidio podría ser
una de ellas”.
Ante
esto, surge la importancia de educar e informar respecto de que el
suicidio sí se puede evitar buscando el apoyo adecuado, cercano y
profesional. “Con ayuda profesional, la persona puede aprender a buscar
distintas alternativas para replantearse y enfrentar sus problemas y así
evitar medidas extremas que pongan en peligro su integridad. La
invitación para estas personas es a buscar ayuda, y por otro lado, la
red cercana ha de evitar invisibilizar las señales de riesgo de estas
personas y activarse en su detección y apoyo”, dice Camila Espinoza,
agregando que aquí los padres cumplen una tarea fundamental más allá de
controlar y saber qué es lo que ven sus hijos en internet.
“El
desafío es incentivar a los padres a que conozcan y sepan cómo están
sus hijos, cuáles son sus aflicciones, cómo son sus vínculos, etc., lo
cual sólo se puede lograr en un entorno familiar contenedor y empático
respecto de las necesidades emocionales de los adolescentes”, agregando
que la clave está en acompañar al adolescente y poder conversar con él
respecto de lo que sucede en la producción de Netflix.
“La
serie propone y aborda una problemática adolescente real, alcanzando
ribetes donde requiere un manejo adulto, por lo tanto, con el filtro
adecuado, puede ser de gran aporte para ser discutida en un contexto más
amplio, de modo que los jóvenes puedan expresarse respecto de los temas
de salud mental que les conciernen y buscar conjuntamente con los
adultos, entidades educativas y profesionales de salud mental, nuevas
estrategias de afrontamiento y prevención del riesgo”, señala la
profesional de la Universidad de Talca.
Netflix lo sabía
Antes
de su estreno el pasado 31 de marzo, Netflix se contactó con la
Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) para crear una
alianza que oriente y ayude a quienes vean la serie y se sientan
complicados, en problemas o simplemente con ganas de conversar y aclarar
algunas dudas de manera anónima.
Desde
que se estrenó “13 Reasons Why”, los llamados han aumentado de unos mil
a mil cuatrocientos en tan sólo un mes, donde se reciben problemas de
distintas complejidades, pero destacando siempre el bullying por sobre
el resto y llamadas que hacen clara alusión a la serie y su
protagonista, Hannah Baker. Por eso, y ante una inminente segunda
temporada, el llamado es a hablar con los jóvenes y niños respecto a
esta serie, tomar las medidas necesarias y aprovechar servicios como el
de la Fundación ANAR, que cuenta con la línea telefónica (800 116 111), un WhatsApp (+569 3082 2187) y un correo electrónico (contacto@linealibre.cl) para ayudar.