En Hollywood hemos visto toda clase de juicios y demandas, algunas
ciertamente surrealistas. Pocas a la altura de la que dirimen Warner y
un escritor. Si el estudio no es capaz de demostrar que existen los fantasmas y los fenómenos paranormales le podría tocar pagar 900 millones de dólares.
Cómo
han llegado a esta situación es ciertamente difícil de explicar,
probablemente por la tozudez en la estrategia legal a seguir. La
historia tiene que ver con el estudio y la producción detrás de la
exitosa franquicia Conjuring.
Hasta ahora las tres películas de la franquicia han recaudado 886
millones de dólares en la taquilla mundial y hay dos más en camino.
El
problema es que Warner está siendo demandada por un escritor, quién
pide 900 millones de dólares por los derechos de autor. Al parecer,
Gerald Brittle escribió un libro sobre los Warren bajo el título de The Demonologist.
Brittle afirma que tuvo un acuerdo exclusivo tanto con Ed como con
Lorraine Warren, los investigadores cuyos archivos de casos son
dramatizados en las películas de Conjuring.
Warner por su parte dice que tenía su propio acuerdo con los Warren y que fue así como estrenaron las producciones The Conjuring, The Conjuring 2 y Annabelle.
Hasta
aquí todo más o menos normal en una típica disputa sobre los derechos
de autor en Hollywood. Lo que hace de este pleito algo inaudito es que
el estudio de cine afirma que las películas no estaban basadas en el
libro de Brittle, sino en los “hechos históricos reales”. Brittle dice
que no puede ser posible porque él postula en su libro que los archivos
de los Warren sobre la actividad paranormal son totalmente falsos e
inventados.
Dicho de otra forma, la única manera que parece tener
el estudio de librarse de esos 900 millones de dólares es demostrándole
al juez que los fantasmas existen.