El último proyecto de Selena Gomez le ha llevado a situarse detrás de las cámaras para producir la nueva serie de Netflix, Por 13 razones,
un drama adolescente que gira en torno al suicido de una joven llamada
Hannah y cómo tras su muerte uno de sus compañeros de clase recibe unas
misteriosas cintas en las que ella misma explica las razones que le
empujaron a quitarse la vida.
Pese a llevar una aparentemente
idílica vida propia de una estrella, y de no haber acudido siquiera al
instituto, la trama de la ficción aborda un tema tan conocido para
Selena como el de la inseguridad y la presión para lucir y comportarse
de una forma determinada que fomentan las redes sociales.
"Me
veo muy reflejada en el personaje de Hannah. Hace siete años ya me
sentía identificada con ella, y ahora más aún, lo que no deja de
resultar algo curioso porque parece que retroceso. Cuanto más mayor me
hago, más insegura soy, lo cual es extraño. Pero creo que es algo con lo
que mucha gente se puede identificar", ha confesado al portal de
noticias The Hollywood Reporter.
Como productora
ejecutiva, la artista no ha tenido miedo de abordar un tema tan delicado
como el del suicidio al considerar que es su deber reflejar la
situación que viven miles de adolescentes.
"Su
personalidad [la de Hannah] es muy fuerte. Yo nunca he sido una persona
que pretenda destacar, pero es cierto que muchas chicas sienten que
deben actuar de una manera concreta para llamar la atención. Y las redes
sociales lo han amplificado. Entiendo que ella no quisiese que su vida
se convirtiese en eso", ha explicado Selena sobre la compleja trama
psicológica de la serie.
La propia estrella ha sido víctima en el
pasado del impacto negativo de las redes, a pesar de ser irónicamente
una de las reinas de Instagram capaz de batir récords con sus fotografías y acumular más de 116 millones de seguidores.
"Tan pronto como me convertí en la persona más seguida de Instagram,
entré en pánico. Se había convertido en algo demasiado absorbente,
hasta el punto de ser lo primero que hacía tras levantarme y lo último
que hacía antes de irme a dormir. Se acabó convirtiendo en una adicción y
me hacía sentir como si estuviera viendo cosas que en realidad no
quería ver. Me daba la impresión de que metía cosas en mi cabeza que en
realidad me importaban más bien poco. Por eso acababa sintiéndome fatal
después de utilizar Instagram", revelaba la artista a la edición
estadounidense de la revista Vogue.