Justin Bieber, quien llegó a Bogotá,
Colombia, para un concierto este miércoles, dejó cuentas pendientes en
su primera visita a la capital colombiana en octubre del 2013.
El cantante canadiense en esa
oportunidad dibujó varios grafitis, entre ellos su firma, en la calle 26
cerca del Concejo de Bogotá, en una actividad para la cual fue
acompañado por sus cuatro guardaespaldas y una caravana de la Policía.
En ese momento, los grafitis de
Bieber causaron polémica en la ciudad y el entonces director de la
Policía, Rodolfo Palomino, dijo en la fm. "Tenemos que evolucionar, el
grafiti es la expresión de un sentimiento, de una motivación".
No obstante, cuando el joven
canadiense partió del país, el secretario de gobierno de la
administración de Gustavo Petro, Guillermo Jaramillo, actual alcalde de
Ibagué, dijo que si Bieber retornaba a Bogotá debería hacer servicio
social por haber pintado grafitis en un muro de la ciudad.
Jaramillo, en ese momento, también planteó que el artista debía llevar a cabo un concierto gratuito en la capital.
Según el ex funcionario del
distrito, ese acontecimiento fue una “vergüenza para Bogotá” y la
Policía no debió haberlo acompañado a realizar este grafiti: una hoja de
marihuana con la bandera de Canadá.
Además, Jaramillo manifestó que lo
ocurrido era una ofensa contra los grafiteros de la ciudad que deben
pedirle permisos al Distrito para poder pintar los muros de Bogotá.
Pasados esos acontecimientos, la
administración actual del alcalde Enrique Peñalosa no ha manifestado su
posición sobre la sanción que habría puesto la alcaldía de Petro y queda
la duda de si el músico tendría algún llamado por parte de las
autoridades, pues de acuerdo con fuentes consultadas en la Secretaría
del Distrito no se ha contemplado este asunto.
Por ahora, Bieber pasó de pintar
grafitis en los muros de Bogotá a jugar golf en el Country Club y
también estaría disfrutando de algunos de los sitios turísticos de la
capital.
Bieber, que en su nueva gira estuvo
en Brasil, fue citado en ese país para que declarara por el "crimen
contra el patrimonio" debido a un grafiti que el músico hizo durante su
anterior estancia, en el 2013, según comunicó el Tribunal de Justicia de
Río de Janeiro.