Seguí
estos consejos para conformar una tan fácil de recordar como compleja
de vulnerar. Los servicios vinculados al mundo digital dependen cada vez
más de contraseñas confiables. Pero muchos usuarios desconocen si para
conseguir esa seguridad deben emplear múltiples palabras o aquellas que
utilizan una combinación de letras, números y símbolos.
Primeramente,
la seguridad de una contraseña no depende de la propia contraseña, sino
de las medidas que se hayan tomado a la hora de almacenarla. De nada
sirve tener una larga y complicada si luego el servicio la guarda en
texto plano y sufre una fuga de información.
Si lo que se busca es darle robustez, en ese caso una contraseña lo
logra conforme más elementos tiene alejados de lo que podríamos
encontrar en una biblioteca de contraseñas (series de passwords
habituales) o datos accesibles mediante un cierto conocimiento de la
víctima. Por ejemplo nombres, fechas o demás eventos que refieren a la
persona, y que podrían ser utilizados en campañas de phishing.
A diferencia de lo que se cree, la extensión no es clave a la hora de
crear una password eficiente. "Son aquellos caracteres que no suelen
estar incluidos en una biblioteca de contraseñas", asegura un
especialista consultado por La Vanguardia.
Tomando en cuenta estos consejos lo ideal es crearse un modelo que
transforme quizás una frase a un conjunto de caracteres alfanuméricos
que no tengan a priori sentido (p.1~n9€lh). Así es más fácil de recordar
y, además, mantiene una robustez adecuada.
Por otra parte, cabe destacar que existen métodos de seguridad más
eficientes. Los Sistemas de seguridad basados en la huella dactilar o
los patrones de imágenes equilibran de una forma bastante más adecuada
la seguridad, integridad y usabilidad que como lo hace el mundo de las
contraseñas.