Hola. Me llamo Cristóbal, soy Ingeniero en algo y tengo tres meses desempleado.
En
realidad ese no es mi nombre. Preferí el anonimato porque... porque
nunca he escrito algo para que otros lo lean y porque tal vez esto pueda
causarme algún lío.
Estoy seguro de que lo entenderán.
Desde que no tengo trabajo mi tiempo, mi humor, mis ocupaciones e incluso mis habilidades han cambiado.
Si alguna vez has estado desempleado o en este momento no tienes trabajo, estos 10 puntos te serán familiares:
1. He perdido la noción del tiempo
Cuando
tenía un trabajo, tenía también un horario perfectamente definido: baño
a las 7:30, trayecto al trabajo a las 8:00, llegada a la oficina a las
8:30, y a sí sucesivamente hasta volver a casa.
Ahora, con
suerte, apenas distingo entre mañana, tarde y noche, dudo del día en el
que vivo, no sé si hoy es ayer o mañana y hoy.
2. Soy cinta negra en bolsas de trabajo en línea
Tan
es así que, en cuanto abro Chrome y escribo “o”, el primer resultado es
OCC. Si tecleo “l”, llega LinkedIn. Escribo palabras clave, cambio los
filtros en todas las combinaciones posibles, encuentro cosas parecidas,
busco por estado, salario, experiencia. Todo.
3. Domino los procesos de Recursos Humanos
A estas alturas ya domino procesos, claves y códigos de reclutamiento.
Si
no me llaman antes de las 3 de la tarde, después haber ido a la
entrevista, es señal de que fue un día más perdido. Los reclutadores
suelen llamar entre 11 y 1.
Me sé de memoria su protocolo: preguntan por mí, dónde he trabajado y cuánto quiero ganar. En ese orden.
4. Ya sé qué significa el "NISITRIS LI LLIMIMIS"
He
desarrollado una sorprendente inmunidad al ya clásico "nosotros le
llamamos". Con el tiempo, he aprendido a tomarlo con calma y hasta un
poco de humor.
5. Me ejercito mucho más que antes
El punto es que de alguna manera debo liberar el estrés e ir al gimnasio ha sido una solución.
Es increíble que tener poco quehacer resulte más agobiante que lidiar con un mundo de pendientes.
6. Hago todo y nada
Juego
Mario Maker, un poco de limpieza por aquí y por allá, un rato en
YouTube, otro rato en Netflix, Facebook, Instagram, Snapchat, Spotify,
Wikipedia, blogs... y de un momento a otro ya estoy en BestGore jaja a
todos nos ha pasado.
7. Recibo consejos que no pedí y palabras de ánimo que a veces causan el efecto opuesto
Todos
mis seres queridos me dan ánimos y me dicen que no me desanime, que ya
va a caer algo bueno, que tenga paciencia, me dan opciones de vacantes
de las que se han enterado, pero la mayoría de éstas son para hacer
cosas que desconozco, sólo me las pasan porque dice que es un puesto
para Ingeniero.
8. Empiezo a extrañar el contacto humano.
Cuando
iba a una oficina, hacía esa platiquita con los compañeros sobre las
noticas virales o lo que sea que estuviera en coyuntura. Ahora siento
que no tengo idea de la opinión popular.
9. He comenzado a disfrutarlo.
O
al menos eso intento. Trato de verlo como vacaciones forzadas y me
convenzo de que, en cuanto entre a trabajar, no tendré tiempo libre en
por lo menos un año.
10. A pesar de todo, tengo certeza de que algo va a llegar.
Quizá
suene absurdo o arrogante, pero no quiero tomar un trabajo que no me
guste solo para hacer dinero. Quiero un trabajo que no se sienta como
uno y que me paguen por hacer lo que me gusta.