En la ceremonia de la circuncisión del pene a los varones
los judíos realizan un pacto con Dios en el que cortan el prepucio a los
bebés a los 8 día de nacer. Un rito que en ocasiones se remata con la succión del miembro del pequeño por parte del rabino que oficia la ceremonia.
Se trata de una práctica que, aparte de antihigiénica
(puede causar infecciones) recibe desde hace tiempo las críticas de la
sociedad norteamericana, para la que esta costumbre roza casi la
pederastia. Es una batalla legal que lleva tiempo librándose en los
juzagados y ahora la Justicia de Estados Unidos ha fallado a favor de que siga realizándose, pues considera que forma parte de la praxis religiosa hebrea sin ningún daño moral ni sexual
para los niños. Por ello, según informa DiarioCrítico.com, los rabinos
judíos de Nueva York podrán a partir de ahora seguir chupando el pene de
los bebés sin temor a ninguna sanción.