El
Viernes Santo es parte de la tradicional doctrina católica en la que se
conmemora la muerte de Jesucristo. En todo el mundo, los católicos
honran la muerte de Jesús evitando las carnes rojas. Sin embargo, no
todos saben el motivo por el que la carne está prohibida y por qué el
pescado sí puede ser una opción.
¿Por qué el rechazo a la carne roja?
Algunos documentos indican que la carne era un alimento al que los cristianos se abstenían desde el primer siglo.
El motivo por el que la carne roja está “prohibida” para los
cristianos se basa en que la fecha busca honrar el sacrificio hecho por
Jesús.
A la carne roja se la asocia con celebraciones y festines, y un
Viernes Santo no es una celebración sino una conmemoración del
sacrificio de Jesús por parte de los devotos.
Es por eso que la carne roja, considerada un lujo en muchas culturas,
se evita en un día como el Viernes Santo, buscando mantener entre los
cristianos un espíritu simplista y humilde en honor al sacrificio de
Jesús.
En todos los años de la Iglesia Católica han existido diferentes
variantes acerca de la abstinencia de la carne. En algunos lugares del
mundo, los católicos se abstienen de todo tipo de carnes y productos
animales, mientras que en otros, se hacen excepciones y se consumen
carnes blancas como el pescado, como por ejemplo el tradicional bacalao.
Mientras que algunos devotos cristianos optan por evitar la carne todos los viernes no solo el Viernes Santo.
¿Por qué el pescado sí?
El pescado no tiende a asociarse con los festines de celebraciones en las que se suelen consumir carne de mamíferos o aves.
Se dice que en un documento del Papa Pablo VI se utilizaba la palabra
«carnis», que en el latín se refiere específicamente a los mamíferos y
las aves. Es por eso que el pescado ha sido aceptado como comida para el
Viernes Santo.
Las prohibiciones de la Iglesia Católica
La Iglesia ha determinado ciertas penitencias para asegurarse que los católicos sigan la ley divina y cumplan con su obligación.
Según el Código de Derecho Canónico de 1983, todos los viernes del
año y el período de Cuaresma son días de penitencia en toda la Iglesia.
El código sostiene que la abstinencia de carne u otros alimentos deben ocurrir los viernes a lo largo del año.
A su vez, todas las personas que han completado su año decimocuarto,
están obligados a la ley de la abstinencia, así como todos los adultos
están obligados a la ley del ayuno hasta su sexagésimo año.
Los obispos son los encargados, de acuerdo al código, de observar el
ayuno y la abstinencia o suplirlo por otras formas de penitencia como
obras de caridad y ejercicios de piedad.
Así como el viernes es un día de abstinencia en el que se recuerda a
Jesús, y el domingo de Pascuas es un día de celebración en el que se
festeja la resurrección de Jesús y se deja de lado el ayuno para
celebrar con un festín.