Hoy te traemos la verdadera historia del exorcismo de Emily Rose. La película está basada en el calvario que pasó una joven alemana en los años 70. En este caso, la realidad supera la ficción.
Annalise
Michels, la original Emily Rose, era una joven normal y corriente y un
poco tímida. Vivía en una familia católica que asistía a misa al menos
dos veces a la semana.
Un día empezó a
convulsionar y tras una serie de pruebas, los médicos le
diagnosticaron epilepsia. Tras estos episodios vieron que tenía un
cuadro de depresión profunda y fue hospitalizada, a la edad de 16 años. A
los 20 seguía hospitalizada y no toleraba ver objetos religiosos y
empezaba a oír voces.
La familia de Annalise
empezó a creer que su hija estaba poseída por el demonio; estaban tan
convencidos de ello que se negaron a seguir con el tratamiento y los
medicamentos y se llevaron a Annalise a casa para buscar ayuda en la
iglesia.
Los hombres de fe que la visitaron aseguraron que necesitaba asistencia médica.
Pero
la familia siguió buscando a algún sacerdote que ayudará a sacar el
demonio de su hija, hasta que encontraron a los sacerdotes Ernst Alt y
Arnold Renz y empezaron los exorcismos.
Los
sacerdotes identificaron un sinfín de demonios que poseían el cuerpo de
la niña, entre ellos Lucifer, Caín, Judas y el mismísimo Hitler.
Durante las sesiones, Annalise no podía beber, comer o dormir y se pasaba días encadenada a una silla.
Durante
casi un año tuvo 67 sesiones de exorcismo, hasta que la joven no pudo
más. La autopsia reveló que murió de malnutrición y deshidratación,
además tenía neumonía y los ligamentos de las rodillas rotos.
Murió con 23 años y pesando 30 kilos.
El
caso abrió un debate sobre la libertad religiosa y los derechos
paternales. Tanto los sacerdotes como la propia familia fueron acusados y
declarados culpables por negligencia. Los sacerdotes fueron condenados
a tres años de cárcel pero con libertad condicional.
Los padres no recibieron castigo porque “Ya habían sufrido suficiente”.
Los padres dieron una entrevista años después y aseguraban que su hija estaba poseída y que su muerte la liberó.